viernes, 11 de marzo de 2011

¿Qué estamos haciendo?


¿Qué estamos haciendo?
 Creo que ya solo me falta pedirles que se pongan a rezar con tanta inseguridad que nos rodea. Es cierto……solo nos falta exclamar… ¿y quién podrá defendernos?.....Pero México no somos la señora de los rulos o el gordo de la serie, somos algo más que eso.
En verdad ¿qué estamos haciendo para corregir estos nuevos males? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Porque parece que esto crece día a día. Empecemos desde ya en nuestro hogar. ¿Somos de los que atienden inmediatamente los requerimientos de los hijos? Cuando nos piden la última Laptop o el celular más moderno ¿qué hacemos?  Ahora en una familia de 4 ó 5, hay en cada familia 4 ó 5 carros (para que los hijos no se cansen). Es cierto, no queremos que les falte lo que a nosotros. ¿Estamos bien? ¿Valoramos nosotros el esfuerzo de nuestros padres? Porque tal parece que nuestros hijos no valoran el  nuestro. Que podamos ver a nuestros hijos a los ojos, sin avergonzarnos, porque todo lo que les hemos dicho es congruente con nuestras actitudes y nuestra conducta. ¿Nos escuchan los hijos cuando nos dirigimos a ellos? porque a veces están “tan ocupados” chateando o platicando por el celular que ni atención  ponen. ¿Les exigimos que al menos arreglen su cuarto? ¿O eso “no les corresponde a ellos”? ¿Tienen alguna obligación de trabajo en su casa o todo se les da gratis?¿Porque es nuestra obligación como padres que somos, de ellos? Ojalá que nuestros hijos no tengan que escarmentar en cabeza propia la experiencia que nosotros tuvimos a la vez, con ellos. Reunámonos toda la familia. Fijar si es posible, un día a la semana para dialogar, para intercambiar opiniones, para contar chistes, para ver una película juntos, en fin, empezar a sentar las bases de los valores familiares. Hacerles entender que en la vida todo tiene un precio. Deben ganarse el derecho de tener lo que tienen, gracias a nuestro esfuerzo diario. Que lo valoren, que aprecien nuestra presencia en la casa, que entiendan que también nosotros sus padres,  “sentimos”, nos emocionamos, nos entristecemos, nos alegramos, etc. que somos como ellos…humanos.
Y finalmente, revisar cómo vamos caminando con nuestra familia. A veces nos preocupamos demasiado por tener todo y trabajamos tanto que no nos queda tiempo para estar con los nuestros. Este tiempo es el que está haciendo falta en nuestro hogar. Atender a nuestros hijos, a nuestra pareja es muy importante . No hay valor que se le compare.
Aportemos cada día nuestra eficacia, ya sea en nuestro trabajo y nuestra familia o nuestro ambiente. Que el tiempo que ocupan nuestros hijos “chateando” no sea de 6 u 8 horas, estamos a tiempo: corrijamos esos hábitos. Empecemos ya.

1 comentario:

  1. Ojala y los hijos que lean esto entiendan y aprendan y cambien! Nunca es tarde para cambiar aunque se tenga 30 o 40 años de edad... que sabias palabras...

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Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.