lunes, 30 de enero de 2017

¿QUIÉN MANEJA TU VIDA?


La respuesta ideal sería: ¡Yo!............... ¡Yo manejo mi vida!

Pero…¿es verdad? Quizá deberíamos preguntarnos con más frecuencia si no es el compañero de nuestra vida, nuestra mamá o nuestro papá, nuestro jefe. También podríamos preguntarnos si no es la adicción a tal o cual sustancia, bebida, polvo, spray, moda, lugar, dinero, ideas obsesivas, impulsos, emociones sin control, odios, resentimientos, envidias, idealismos, fanatismos, complejos, etc., etc.

Precisamente porque vivimos en sociedad es que no podemos sustraernos al influjo de los otros. De alguna manera, algo o alguien influye en nosotros, positiva o negativamente; para bien o para mal. Es a nosotros a quien compete el tomar decisiones correctas. Pocas o casi ninguna vez nos ponemos en paz con nosotros mismos. Al igual que casi nunca nos preguntamos qué queremos; hacia dónde vamos, qué queremos hacer con nuestra vida. Y el tiempo corre. Cada instante, como dijo un actor muy famoso, es un instante muerto. Si no lo vivimos o si lo vivimos, es parte del pasado. ¿Qué queda? Lo que sigue…el futuro, que es el presente que estamos viviendo.

Por eso…detengámonos un momento para reflexionar: ¿quién maneja mi vida?

Tengamos la edad que tengamos, siempre habrá un momento para nosotros mismos y  ¡qué momento! Reflexionemos con serenidad y seamos justos para con nosotros mismos. Seamos congruentes con nuestro pensar y nuestro sentir. Qué queremos hacer el resto de nuestra vida y actuemos siempre en consecuencia a favor de nuestra felicidad. Manejemos nuestra propia vida con responsabilidad y mucho amor, tomando decisiones valiosas, correctas…a favor del Bien Común.
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jueves, 5 de enero de 2017

LO QUE ESPERAMOS.............Y NO LLEGA.




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Me parece que el hecho de ser mujer nos define desde ya, la personalidad y el carácter que asumimos ante ciertas situaciones de la vida. Lo digo porque lo emocional de la femineidad es preponderante en el quehacer de la vida diaria de todas, sin excepción. Algunas mujeres somos más emocionales que otras; algunas otras poseen la facilidad del “desapego”; pero, en general, yo diría que la parte emocional de nuestro cerebro femenino se rige más por la emoción o sentimiento que por la razón. ¡Cuántas veces nos hemos equivocado por este motivo! Tomamos decisiones equivocadas por “ese” momento sentimental, por esa emoción y luego, lo lamentamos a veces, el resto de nuestra vida.

Es fácil para una mujer inclinarse por el desamparado, por el necesitado de afecto, por el discriminado, por el abandonado o por el traicionado…..gracias a la capacidad maternal que tenemos y con la que nacimos. Somos así: queremos proteger al desvalido, al adulto-niño que nos toca en suerte y que se acerca a nosotras para ser escuchado o para ser aceptado. ¡Qué bueno que todos los hombres fueras personas de buena fe!!!! Pero a veces, sólo se acercan a nosotras como cachorritos tiernos e inocentes pero encubriendo sus verdaderas intenciones. Y luego, nos permitimos ser lastimadas en lo emocional, moral o peor aún, en lo físico. Creemos que aquél era nuestro “príncipe azul” y que seríamos “felices para siempre” y, nos equivocamos.

Lo peor es que estos errores nos afectan la auto estima y nos sentimos culpables por algo que ni siquiera alcanzamos a entender. ¿Esperamos al hombre perfecto? No hay hombres perfectos…como no hay mujeres perfectas. No  me cierro a la posibilidad de que haya parejas que se admitan y toleren mutuamente por amor, pero son contadas. Así que, ¡a poner los pies sobre la tierra! Es necesario darnos cuenta del valor que tenemos como mujeres y ser exigentes a la hora de elegir pareja. Nos merecemos lo mejor de lo mejor. No precipitarse, pensar antes de decidir. Y no esperar lo que quien sabe si algún día, llegue. ¡Valórate mujer!