La
respuesta ideal sería: ¡Yo!............... ¡Yo manejo mi vida!
Pero…¿es
verdad? Quizá deberíamos preguntarnos con más frecuencia si no es el compañero
de nuestra vida, nuestra mamá o nuestro papá, nuestro jefe. También podríamos
preguntarnos si no es la adicción a tal o cual sustancia, bebida, polvo, spray,
moda, lugar, dinero, ideas obsesivas, impulsos, emociones sin control, odios, resentimientos,
envidias, idealismos, fanatismos, complejos, etc., etc.
Precisamente
porque vivimos en sociedad es que no podemos sustraernos al influjo de los
otros. De alguna manera, algo o alguien influye en nosotros, positiva o
negativamente; para bien o para mal. Es a nosotros a quien compete el tomar
decisiones correctas. Pocas o casi ninguna vez nos ponemos en paz con nosotros
mismos. Al igual que casi nunca nos preguntamos qué queremos; hacia dónde
vamos, qué queremos hacer con nuestra vida. Y el tiempo corre. Cada instante,
como dijo un actor muy famoso, es un instante muerto. Si no lo vivimos o si lo
vivimos, es parte del pasado. ¿Qué queda? Lo que sigue…el futuro, que es el
presente que estamos viviendo.
Por
eso…detengámonos un momento para reflexionar: ¿quién maneja mi vida?
Tengamos
la edad que tengamos, siempre habrá un momento para nosotros mismos y ¡qué momento! Reflexionemos con serenidad y
seamos justos para con nosotros mismos. Seamos congruentes con nuestro pensar y
nuestro sentir. Qué queremos hacer el resto de nuestra vida y actuemos siempre
en consecuencia a favor de nuestra felicidad. Manejemos nuestra propia vida con
responsabilidad y mucho amor, tomando decisiones valiosas, correctas…a favor
del Bien Común.