sábado, 26 de marzo de 2011

Infidelidad

Hoy por hoy, hablar de infidelidad resulta “entrar en terreno peligroso" pero creo que cada quien puede dar su propia opinión al respecto.
Creo firmemente que dos personas que se aman no pueden traicionarse. Aunque existen muchos factores que permiten que el hombre o la mujer “resbalen” por esa pendiente que solo conduce al fracaso. Recuerden que el hombre es muy diferente de la mujer. Esa es la base principal. La mujer ama con toda su alma, su espíritu y su cuerpo y si este sentimiento está fortalecido con una base de valores y principios morales firmes, nada ni nadie la hará flaquear. A veces el hombre es tan ciego que no se da cuenta de la joya tan preciosa que tiene por esposa; o viceversa, a veces la mujer no se fija en el gran hombre que es él. Hay hombres que tienen una hermosa mujer en su casa y buscan “algo más” fuera de ella ¿por qué?,  ¿por qué esa insatisfacción? ¿No saben los señores que al romperse una familia los primeros en sufrir las consecuencias son los hijos? Me ha tocado, en varias ocasiones estar con niños que han sufrido esas crueles decisiones y los he visto llorar. Desgarran el alma.  ¡Si sus padres los vieran! Creo que lo pensarían dos veces. Alguna vez conocí una historia de dos parejas las cuales se habían distanciado por haber sido descubiertas sus infidelidades por sus respectivas parejas. Una ellas perdonó al marido poco tiempo después; la otra mujer nunca lo perdonó. ¿Quieren saber el final? El murió unos tres años después de esa situación (de un infarto) posiblemente de tristeza, no sé, sin haber sido perdonado. Quizá la esposa se arrepintió después, eso no lo sé, pero creo que ella perdió mucho más, pues esos 3 años sin él debieron haber sido “satisfactorios” para ella con sabor a venganza por “cobrarle” su infidelidad, pero ¿y el resto de su vida sin él? Todavía ella debe estar en el infierno que ella misma creó.
¿Qué pasa con esos hombres habituados a engañar a su mujer? ¿Por qué la costumbre de seducir a otras? ¿Por qué mentir con un “ella no me comprende” o  “ no me llevo bien con ella, me fastidia”?¿Qué pasa con los que admiten ser casados, "si quieren…ya saben?" Cuando la confianza se pierde es muy difícil restaurarla y aunque llegue el perdón, ya nada será igual, algo se ha roto. El hombre necesita recapacitar acerca de su hombría, de su virilidad. No necesita ser “macho” sino HOMBRE pleno y viril. Realmente se necesita ser muy hombre para tener una sola mujer. Dejen las falsas ilusiones, los falsos amores y avóquense a lo que de veras vale: SU mujer. Mujer, no te dejes seducir por falsas palabras y conserva tu dignidad. Respeta tu hogar y tu familia. No te arrepentirás. Hombre: sé lo que eres y piensa antes de tomar decisiones ligeras.

miércoles, 23 de marzo de 2011

"Los hijos"


¿Quién no daría la vida por sus hijos?


     Cuando éramos niños, no teníamos idea ni nos importaba qué íbamos a comer mañana, para eso estaban nuestros padres. Aunque muchos de nosotros casi no teníamos ni para comprar un lápiz, sabíamos que ese problema lo tendría que resolver mamá. Ni siquiera cuando crecimos y terminamos nuestra carrera profesional nos percatamos de todo lo que hicieron ellos (nuestros padres) por nosotros; si nos enfermamos, si nos cuidaron, si acudían a las juntas de la escuela, si nos llevaban a comprar zapatos, si nos festejaban nuestro cumpleaños o si recibíamos algún regalo de navidad….Todo eso quedó atrás. Fue parte de la vida.
Ahora regresa a nuestro recuerdo porque tenemos nuestros propios hijos y la historia se repite…..y pensamos: ¿por qué mi hijo no me agradece siquiera con un beso todo lo que hago por él? Todo lo que me cuesta y me ha costado su educación, su manutención, sus entretenimientos. Pensamos en la ingratitud, pero no, no es así; es parte de la vida. Daríamos la vida por él o por ellos. Y así sucesivamente ellos, a su vez, recapacitarán solo cuando sean adultos y tengan sus propios hijos.
Por eso hago hincapié en el cultivo de una buena escala de valores que les permita a ellos realizarse plena y satisfactoriamente, para que al llegar a nuestra edad estén orgullosos de nosotros sus padres, que así les condujimos: por el camino de la verdad y la bondad al servicio del Bien Común.


                                        (Para ampliar el Vídeo dar clic sobre el)

jueves, 17 de marzo de 2011

Obsesiones


Las obsesiones como las adicciones son muy difíciles de erradicar. Considero que lo primero es: darnos cuenta si somos obsesivos con algo o con alguien. Hay veces que no nos podemos quitar del pensamiento tal o cual situación, o tal o cual persona. ¿Qué hacer entonces?
Es muy difícil vivir como si nada pasara. Realmente es un problema psicológico quitar una obsesión. Si alguien en el pasado nos lastimó y nos hirió emocionalmente, esta herida solo el tiempo podrá irla desvaneciendo. Olvidar es imposible, pero no para los que deseen con toda su alma curarse. ¿Cómo es posible que el agresor viva tan tranquilo, como si nada y que el agredido o lastimado esté tan adolorido? No es justo. Pensemos una vez más: no es justo. Pero tampoco nos vamos a devanar los sesos pensando en la venganza, que finalmente, a nada conduce.
Una vez más: ¿qué podemos hacer para que lo que pasó no hubiese pasado? Pensar: lo que pasó…YA PASÓ…….ni soñando despierto podemos regresar una milésima de segundo el pasado, nuestro pasado ¡Dejarlo atrás! ¿Y si hubiésemos hecho esto o esto otro? ¿Y si hubiéramos?  El “hubiera” no existe. Las obsesiones son “eso”,  parte del pasado. El presente es lo que cuenta. Cada momento que revivamos el pasado, lo re-vivimos, lo vivimos de nuevo y la tristeza, el dolor o la angustia que vivimos “ese momento”, regresan. ¿Por qué  lastimarse de nuevo? Y volvemos a recordar: no es justo. Si lo que pasó fue o no injusto, ya pasó; poner un ¡hasta aquí! con esa situación. Cuando esa imagen regrese a la mente, poner la imaginación en blanco es decir, poner una hoja en blanco y mirarla dentro de la cabeza, luego, pasar a otra cosa, algo diferente, alegre o nuevo, algo que nos aleje esa imagen de inmediato. No permitir que el pasado nos obsesione, porque a veces causa depresión. Acudir a las amistades, a la iglesia, al grupo de compañeros, a la familia, a la pareja, que sé yo, no encerrarse en las obsesiones y no permitir que nos manejen. Somos dueños de nuestros pensamientos, nadie más. Concentrémonos en ello  y démosle vuelta a la página de la vida. ¡Segurísimo que seremos más felices!

lunes, 14 de marzo de 2011

Educación

Hablando de educación, me ha sorprendido gratamente ver como en algunas escuelas se han estado impartiendo conferencias a los padres de familia acerca de valores morales y luego, mes tras mes, envían algunas circulares a las familias de los educandos donde sugieren una serie de consejos acerca de la salud física y moral para la familia en general. Una buena iniciativa que aplaudo.
Yo recuerdo cuando era niña, que algunos adultos, amigos de mis padres me preguntaban ¿que no te enseñaron a saludar en la escuela?, ¿a decir “por favor”? Seguramente yo no los saludaba al cruzar por allí y muchas otras cosas que yo estaba segura que mis maestros ni siquiera comentaban. A pesar de que teníamos Educación Cívica, no teníamos clases de Valores Humanos. Se suponía que en nuestra casa, nuestros padres nos deberían haber enseñado un comportamiento correcto frente a la sociedad pero ellos estaban muy ocupados procurando nuestra manutención, como ahora se ve en muchas familias. A muchos no nos educaron así, con buenos modales. Ojalá que en nuestro sistema educativo oficial se incluyera como obligatoria la clase de Valores Humanos, así como son obligatorias otras materias. Aunque no solo es obligación del maestro educar a sus alumnos de manera integral, también lo es para los padres de familia. Darse un tiempo para enseñarles las buenas costumbres y modales. Sugerirles que se preocupen por sus cosas personales e invitarles a que participen más activamente en el hogar. Que aprendan a barrer, a lavar, a limpiar. No sabemos si cuando sean adultos tengan necesidad de practicar estos oficios y no saben ni siquiera guisar un huevo.
Sobre todo, hay que inculcarles el mejor de los valores: el respeto  a los demás, empezando por nosotros mismos. No los regañemos o comparemos frente a los demás. Respetémoslos y pidamos también respeto. Dar y recibir…sembrar y cosechar. Tomen en cuenta estos consejos que aunque ya los conocen, no sobra que los recordemos. Y ojalá que los modernos maestros aprendan de sus alumnos lo que es la educación cuando se transmite en la casa y aprendan lo que ellos quizá no saben.

viernes, 11 de marzo de 2011

¿Qué estamos haciendo?


¿Qué estamos haciendo?
 Creo que ya solo me falta pedirles que se pongan a rezar con tanta inseguridad que nos rodea. Es cierto……solo nos falta exclamar… ¿y quién podrá defendernos?.....Pero México no somos la señora de los rulos o el gordo de la serie, somos algo más que eso.
En verdad ¿qué estamos haciendo para corregir estos nuevos males? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Porque parece que esto crece día a día. Empecemos desde ya en nuestro hogar. ¿Somos de los que atienden inmediatamente los requerimientos de los hijos? Cuando nos piden la última Laptop o el celular más moderno ¿qué hacemos?  Ahora en una familia de 4 ó 5, hay en cada familia 4 ó 5 carros (para que los hijos no se cansen). Es cierto, no queremos que les falte lo que a nosotros. ¿Estamos bien? ¿Valoramos nosotros el esfuerzo de nuestros padres? Porque tal parece que nuestros hijos no valoran el  nuestro. Que podamos ver a nuestros hijos a los ojos, sin avergonzarnos, porque todo lo que les hemos dicho es congruente con nuestras actitudes y nuestra conducta. ¿Nos escuchan los hijos cuando nos dirigimos a ellos? porque a veces están “tan ocupados” chateando o platicando por el celular que ni atención  ponen. ¿Les exigimos que al menos arreglen su cuarto? ¿O eso “no les corresponde a ellos”? ¿Tienen alguna obligación de trabajo en su casa o todo se les da gratis?¿Porque es nuestra obligación como padres que somos, de ellos? Ojalá que nuestros hijos no tengan que escarmentar en cabeza propia la experiencia que nosotros tuvimos a la vez, con ellos. Reunámonos toda la familia. Fijar si es posible, un día a la semana para dialogar, para intercambiar opiniones, para contar chistes, para ver una película juntos, en fin, empezar a sentar las bases de los valores familiares. Hacerles entender que en la vida todo tiene un precio. Deben ganarse el derecho de tener lo que tienen, gracias a nuestro esfuerzo diario. Que lo valoren, que aprecien nuestra presencia en la casa, que entiendan que también nosotros sus padres,  “sentimos”, nos emocionamos, nos entristecemos, nos alegramos, etc. que somos como ellos…humanos.
Y finalmente, revisar cómo vamos caminando con nuestra familia. A veces nos preocupamos demasiado por tener todo y trabajamos tanto que no nos queda tiempo para estar con los nuestros. Este tiempo es el que está haciendo falta en nuestro hogar. Atender a nuestros hijos, a nuestra pareja es muy importante . No hay valor que se le compare.
Aportemos cada día nuestra eficacia, ya sea en nuestro trabajo y nuestra familia o nuestro ambiente. Que el tiempo que ocupan nuestros hijos “chateando” no sea de 6 u 8 horas, estamos a tiempo: corrijamos esos hábitos. Empecemos ya.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tiempo de Conversión



Se acerca la Cuaresma. Es tiempo de reflexión, no importa cuál religión profesemos . Siempre debe haber un “alto” en nuestras vidas y, ¿qué mejor momento que éste?. Tiempo de auto examen: ¿Por qué razón estamos aquí? ¿Cuál es nuestra misión en esta vida? ¿Hacia dónde queremos  ir?  ¿Cuáles son nuestras metas? ¿Hay algo que quisiéramos cambiar? ¿Tenemos algo pendiente de perdonar? ¿Estamos pendientes de ser perdonados por alguien a quien ofendimos?¿Qué estamos haciendo para mejorar nuestra vida?.
En fin, existe un sinnúmero de preguntas que podríamos hacernos a propósito de ser mejores personas. Lo importante es dar el primer paso: reconocer que hemos fallado en un montón de cosas y luego, empezar a trazarnos un nuevo camino, con nuevos proyectos y con muchas ilusiones. Dejemos atrás lo pasado, lo viejo. Seamos personas nuevas interiormente. Eso es lo importante. No tener miedo del cambio. Acordarnos que el que no arriesga, no gana.
Dejemos ese gesto adusto, que en nada complace a los que nos rodean. Dejemos esa actitud de prepotencia, esa autosuficiencia, esa manera grosera de hablar a los demás, ese encerrarte en un mundo de silencio para que nadie nos haga daño. Sin duda será difícil al principio, porque ¿si todo fuera fácil? cualquiera lo haría y nosotros no somos cualquiera, somos originales y somos personas nuevas en creciente desarrollo. Que estos cuarenta días sean de verdad, de meditación, de reflexión y de acercamiento y progreso espiritual.

domingo, 6 de marzo de 2011

Superación de la mujer.




 Siempre me he sentido con libertad absoluta para escribir lo que pienso, siempre y cuando respete el límite de los demás. Así pues, me gustaría tratar esta vez, acerca de nuestra superación personal.
 Es cierto que a veces hablamos mucho, que hablamos fuerte, que somos… ¿cómo diría? Muy amorosas o muy expresivas para demostrar nuestro afecto por los que amamos. Pero ¿no es eso precisamente lo que distingue a una mujer de un hombre? Somos de cierta manera, muy especiales, muy originales. Algunas muy responsables, otras no (lo cual está muy mal). Lo que quiero decir, es que somos iguales (si no superiores) a los hombres, en cuanto a inteligencia y virtudes. Pero como ya lo dije en otra ocasión, no estamos en el mundo para competir sino para complementarnos. No soy psicóloga  ni nada por estilo, sólo soy una mujer que quiere hacer entender a mis amigas, compañeras de la vida, que tenemos el mundo entero a nuestro servicio y que debemos, tenemos que colaborar con los hombres en la construcción de un mundo mejor. Necesitamos dar una revisión muy profunda, primero a nosotras mismas, para saber en qué estamos fallando, porque si el mundo está así es por nuestra irresponsabilidad y la de ellos. Ver si estamos fallando como hijas, como amigas, como estudiantes, como madres o como esposas. No debemos tener miedo de corregir a nuestros hijos o a nuestro hermano o a nuestro esposo; hagámosle ver sus errores y mirar también los nuestros, siempre delicadamente. Participar activamente en la casa y fuera de ella sin descuidar a los nuestros. Es muy importante hacer conciencia que estamos en este mundo por una sola vez. Dejemos nuestra huella personal. Estudiar, leer, documentarse, superarse, investigar en libros de superación personal, en Internet, fijarse de qué manera se puede ser mejor MUJER. De esta manera, nuestros compañeros pueden jactarse de que "atrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”. Participemos en el nuevo y moderno empoderamiento de la mujer.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ecuanimidad



Como dicen los sabios, el dinero no es malo…el querer acumularlo, la CODICIA es en sí, mala. El dinero hay que usarlo para lo que se debe: satisfacer necesidades, ¿cuáles?: el hambre, la enfermedad, el vestido, la educación y una casa dónde refugiarte.

No es malo querer tener dinero y es buena la ambición mientras no sea desmedida. ¿Porqué mucha gente odia a los ricos cuando ellos mismos quieren serlo? No lo entiendo.
Que queramos progresar en todos los aspectos, es más que bueno, es normal y digno de un ser humano; pero no hay que olvidar lo fundamental: no somos sólo cuerpo sino también mente y espíritu. Necesitamos consolidar nuestro ser en una sola unidad y ser congruentes, dando a cada uno lo que se debe, o sea a la mente y al espíritu lo necesario para su superación.
Lo que no debe existir en nuestra sociedad: discriminación, exclusión, intolerancia, sectarismo, elitismo, injusticia. Trabajemos en pro de nuestra mejora económica sin perder de vista estos aspectos negativos que nos ponen en retroceso y ….. ¡buena suerte!.


Convivencia


La mujer es muy diferente del hombre. No sólo por lo físico sino también por lo psíquico y lo emocional. Es muy fácil distinguir estas diferencias y, consciente de ello es que debemos insistir en que fuimos hechos para complementarnos mutuamente. ¿No nos quejamos las mujeres a veces, de sentirnos relegadas, ignoradas o discriminadas? Si nuestra condición propia de mujer nos hace sentirnos a veces amorosas, a veces sentimentales, sensibles en extremo o molestas por nada,  ¿no es eso lo que nos caracteriza? Nuestras hormonas femeninas casi siempre tienen la culpa de estos cambios a veces extremoso. ¿Saben esto los hombres? Por qué entonces escuchamos…. ¡mujer tenía que ser! Y, a veces tienen razón. Son muchos los cambios y trastornos emocionales que la mujer sufre durante todo el ciclo de su vida.
Son pocos los hombres que nos entienden o que, aún sin entendernos por completo, están dispuestos a colaborar con nosotras, a convivir con nosotras, a aceptarnos tal cual somos. ¿Dónde los encontraremos?.
Es cierto, Dios nos hizo para hacerle compañía al hombre, pero ellos a veces no quieren nuestra compañía; nos quieren un rato pero nada más. No quieren sentirse presionados u obligados a estar exclusivamente con una mujer; no quieren sentirse propiedad de nadie ni sentirse prisioneros en su propio hogar, porque aunque “la jaula sea de oro no deja de ser prisión”. ¿Qué hacer entonces? El hombre necesita al igual que nosotras, su espacio, su privacidad. Así como nosotras queremos ser aceptadas con nuestras volubilidades, así ellos quieren sentirse respetados. No queramos tener a nuestra pareja allí, en casa todo el día. Démosle su tiempo y su espacio, dejarlo respirar (solo). Tal parece que me inclino por los derechos masculinos únicamente . No, lo que quiero decir es, que sea posible una sana y armoniosa convivencia entre ambos para poder ser felices. Entendernos y realizarnos mutuamente. Y esto solo lo lograremos cuando dejemos nuestro egoísmo (y ellos también) y veamos uno por el otro, en pro de la superación mutua.

jueves, 3 de marzo de 2011

"Nuestro Valor"

Muchas veces me he preguntado cuál es nuestro valor real como personas. No hablo en este caso, de valor económico, puesto que nunca completaría nadie su valor monetario para comprarnos. Es demasiado nuestro valor como personas. Pienso con frecuencia en todos esos jóvenes que a sus 15, 17 ó 20 años yacen tirados en la ciudad y sus personitas no tenían valor alguno para los que se deshicieron de estas jóvenes vidas. Es doloroso y mucho ver estas vidas truncadas ¿Tenemos algo de culpa? ¿Usted qué diría?.
Creo que muchos de nuestros valores se han perdido. ¡Es inconcebible saber la gran cantidad de vidas jóvenes que se están perdiendo día a día! Necesitamos volver a lo de antes, cuando nos sentábamos a la mesa y platicábamos acerca de todo y nuestros hijos confiaban en nosotros y el dinero era un punto que sólo los padres comentábamos en nuestra recámara. Nuestros problemas financieros, el futuro de nuestros hijos ¿Es nuestro el error? Necesitamos preguntarnos esto una y otra vez. ¿Les dimos a nuestros hijos lo que nos faltó a nosotros? ¿Carros, lujos, comodidades? ¿Cuál es nuestro pecado?.
De lo que sí estoy segura es de que algo falló en nosotros ¿Los vigilamos lo suficiente? ¿Les dimos demasiada confianza o demasiado dinero? ¿Les dijimos que el dinero había qué ganárselo? ¿Nos vieron sufrir mucho por causa de carencias económicas? Más bien: ¿nos quejamos con ellos o enfrente de ellos?. Respétalos, nos decían y no quisimos indagar sobre quienes eran sus amistades o dónde habían estado tan tarde. Por favor tenemos todavía muchos jóvenes a quienes cuidar, nuestros o no, forman parte de nuestra sociedad. No está de más aconsejarlos, brindarles nuestro apoyo y nuestro amor. Hablémosles de valores y del valor de “su” persona. Finalmente, que su libertad no sea libertinaje y que nuestra comunicación ahora más que nunca, sea abierta.

miércoles, 2 de marzo de 2011

"Hombres y Mujeres"

Todos, hombres y mujeres necesitamos un espacio y un tiempo para ser nosotros mismos. Es decir, que una persona, independientemente de con quién viva, necesita un respeto a su privacidad, a sus pensamientos, a sus decisiones. Vivimos con nuestra pareja y queremos que nos adivine el pensamiento, que piense igual que nosotros o que sea como nosotros somos. En una convivencia, repito, con-vivencia, vivir con (alguien), necesitamos estar conscientes de que cada quien es como es y podrá mejorar algo, pero cambiar completamente NO. Si como dicen, no va a ser como uno quiere que sea, mejor no con-vivir con nadie sino vivir solo y quererse solo; si no somos capaces de respetar los límites de otro ser, ¿para qué unirse a alguien a quien se a va a hacer infeliz?. Mejor solo que mal acompañado, dice el refrán y dice bien. El arte de ser feliz en compañía de alguien es precisamente HACER feliz a ese alguien….siempre tratando de conocerse mejor, de dialogar, de no cerrarnos o encerrarnos en el yo. De ver, de observar lo que le gusta al compañero (a), de ayudarle a crecer para crecer ambos en el amor y, así, distribuirlo generosamente a todos los que nos rodean. Siempre, desde el inicio de la humanidad, hombres y mujeres hemos sido diferentes y mucho. Nos toca a la mujer descubrir cuán diferente es nuestro hombre y respetarle sus gustos, sus opiniones, sus silencios o sus compañías. Le toca al hombre ir descubriendo las muchas y diferentes formas que tiene la mujer para decir o hacer algo, recordar que la femineidad es lo más importante para ella; sus sentimientos a flor de piel, sus gustos, sus cambios de humor, pero también, su ternura, su sexto sentido que le permite ser más sagaz y más avezada que el hombre. Apoyados el uno con el otro, llegaremos a ser la pareja perfecta. Hombres, amen a sus mujeres. Mujeres, no impacienten a sus esposos y ámenlos tal cual son.


                                                          Ma. Elena Velázquez

“Pobreza y Libertad”


Para mí, la pobreza no es carecer de bienes sino  estar sujeto a ellos. Cuando no ambicionamos más de lo que necesitamos para los nuestros, estamos en nuestro derecho. Cuando trabajamos por alcanzar una comodidad para la familia, se vale. ¡Qué bueno ser una persona responsable de su familia! ¡Que bueno tener ambiciones por mejorar!
Lo que me da tristeza es ver a las personas que acumulan mucho. Ver a las personas que están angustiadas por cuidar todo lo que tienen. Hablo en sentido figurado cuando digo que los ricos son los  más pobres del mundo, porque ellos sí que tienen que preocuparse por todos los bienes que poseen. Imagínense a una persona con millones de pesos o de dólares y un montón de inversiones y propiedades. No tengo idea cómo se siente cada noche al ir a dormir. ¿Dormirá? ¿Descansará? No sé, creo que no placenteramente. Cuando las cosas o bienes nos poseen a nosotros y no nosotros a ellos, es lo que yo llamo esclavitud. Es como los alcohólicos, que el alcohol ordena y no ellos. Así las cosas, cuando nos apropiamos de ellas con tanto amor, con tanta vehemencia que el día que llegamos a perder algo, nos estamos muriendo de la depresión.
Ojalá que tomemos conciencia de lo que realmente  es la libertad. Libertad para no estar atados a ningún bien; por eso el pobre es libre, porque no tiene posesiones. Lo que no significa que no tratemos de superarnos en todos los aspectos, siempre tratando de ser justos en nuestras ambiciones.
Ma. Elena Velázquez


El valor de las esposas

                                                          


 Siempre es importante que la mujer se dé cuenta del enorme valor que tiene en su hogar. Ocupa el primer lugar en cuanto a satisfacer necesidades primordiales de la familia. Del esposo, de los hijos, del cuidado de la casa, de la educación, del orden necesario para todos los miembros de la familia, del estado psicológico de cada uno de sus integrantes. De veras que es increíble cuántas cosas puede desempeñar la mujer que es una auténtica ama de hogar. Se oye fácil, pero deberían pensarlo dos veces las jovencitas que aún no han contraído matrimonio. ¿Están dispuestas a ejercer esta noble vocación que es la de servir por amor?
 Muchas veces el hombre no se da cuenta de los grandes ahorros económicos que el trabajo que desempeña su mujer le provee; no tiene idea de lo que es limpiar la casa, lavar la ropa, plancharla, hacer la comida, ordenar y proveer lo necesario en la casa, pagar los recibos mensuales, lavar los platos, etc,etc,etc. Aparte, las actividades de los hijos, atenderlos, llevarlos a sus actividades extra escolares y otros quehaceres más. Ojalá que todos los esposos valoraran a sus mujeres en lo que valen. Realmente es de admirar a las señoras que, aparte de su casa, todavía se van a trabajar por un sueldo, porque el trabajo de la casa es gratis. Si de veras creen los señores que las esposas son caras, deberían hacer  la cuenta de los gastos que ocasionan todos los detalles mencionados anteriormente más los omitidos. Aparte de todo esto, no completarían con todo el sueldo para pagar la presencia de esa mujer a su lado. Ni con todo el oro del mundo pagarían el amor que siente su esposa  por ellos y por su familia. No se necesita ser muy inteligente para aceptar esta realidad. Solo se necesita ser muy hombre para aceptar que necesitan de ella,  de su consejo, de su amor, de su compañía. Seamos una buena raíz para crear un hermoso árbol, ese árbol frondoso debajo del cual se puedan cobijar nuestros hijos.