Algunas
personas hermosas de espíritu me han dejado un suave sabor de miel y aroma de flores. Exquisitos y
deliciosos manjares he probado últimamente al leer y escuchar a estas personas
grandiosas que mucho bien han aportado a mi vida. ¡Se sorprenderían saber
cuánto podemos aprender a lo largo de nuestra vida! Existe una infinita
variedad de sucesos que nos esperan …felices, sorprendentes…que aún no
conocemos. Necesitamos abrir nuestro espíritu para estar conscientes y,
expectantes, prepararnos al gran gozo y felicidad que está frente a nuestros
ojos, frente a nuestro futuro inmediato.
Realmente
es difícil pronosticar si a los 14, 25, 40, 58, 65 ú 80 años abriremos nuestra
conciencia y despertaremos y viviremos el presente, cada segundo, cada momento
y lo disfrutaremos. En lo personal les revelo lo que a muchos de nosotros nos
pasa. Me considero ahora, una persona que estuvo dormida muchos años, viendo
pasar la vida al lado de mis seres queridos: sirviéndoles (por amor a ellos) y
conviviendo con mucha gente (trabajaba según el tiempo y la condición) con mis
alumnos, con mi familia, con mis compañeros de trabajo, de la iglesia, etc., siempre
cumpliendo mis deberes de esposa, madre, hermana, hija, compañera…creí que eso
me hacia feliz, pero no había día que no tuviera achaques; ya me dolía la
panza, la cabeza, una muela, un ojo, una uña o mi clásica baja presión. Hasta
que un día, la Naturaleza tan perfecta que Dios creó, me puso en una
disyuntiva, donde tuve qué elegir: quedarme en compañía de alguien esperando
ser querida, o alejarme por dignidad y sabiendo que me esperaba un largo camino
de dolor. ¿Adivinen qué?...Opté por esto último. Y ésto era lo que Dios en
su infinita sabiduría quería para mí. Ahora lo sé. Él puso ante mis ojos una
variedad tremenda de material auditivo, visual y físico de aprendizaje
espiritual para que yo avanzara en mi proceso de autoestima. Para que yo
entendiera que, es a través del amor a mi propia persona, a mi
propia identidad, manera de ser o personalidad, despertara mi dormida
conciencia y alejara el tremendo ego que siempre estuvo allí para
lastimarme y desorientarme en pro de un “beneficio” para mí misma.
Esta
es la primera parte de muchas que vendrán donde conocerán a mi “yo” antiguo y
mi nuevo “yo”. Hoy sólo les dejo esto: piensen seriamente en ustedes mismos. Somos
seres creados por Dios y lo que Dios hace, lo hace perfecto, así pues,
somos perfectos. Dios puso un espíritu dentro nuestro, así que, nuestro
espíritu es santo como Él. Independientemente de la religión que tengan,
Dios es el creador de todo cuanto existe, lo veamos o no. Así que, si nuestro
espíritu es perfecto, sólo necesitamos vigilar nuestra mente para que nuestro
cuerpo ejecute las actividades que la mente le ordena, porque el ego que
llevamos dentro también nos pide que veamos por nuestro “bien”, según él. Pero,
si razonamos y estamos conscientes que lo que nos pide NO está bien, pues, no
debemos hacerle caso ni ejecutarlo. Es igual con las enfermedades, piensa,
ordena a tu mente curar tu cuerpo y lo hará. Tú eres su dueño, tú ordenas, ella
debe cumplir. Empieza hoy y sana todas tus enfermedades. ….¡Suerte!