Siempre recuerdo ese
concepto de “media naranja” de cuando
era joven. Mis amigas decían…”cuando encuentre mi media naranja, entonces seré
feliz”…..o sea, que, cuando encontraran a su futuro marido, entonces se
complementarían y serían muuuy felices. Ha pasado el tiempo y nos hemos quedado
con ese estigma. Hemos creído que la princesa del cuento de hadas sólo espera
que llegue su “príncipe azul” para ser feliz para siempre……”y se casaron y
fueron felices para siempre”…¡y lo seguimos creyendo!!!!!!
Hasta hace poco y a pesar
de mi edad, lo seguía creyendo, pero la vida…tan perfecta que Dios me ha dado,
me ha enseñado que no soy “una media naranja”, sino que soy una naranja entera…¿por
qué tengo qué ser la mitad de alguien? Soy una persona creada por Dios a su
imagen y semejanza. Por tanto: soy perfecta aunque limitada. Pero poseo todos
los dones que su perfección me regaló. Soy y poseo una inteligencia, libertad y
voluntad para hacer lo que yo quiera. Puedo elegir a quien yo quiera, como yo
quiera. Tengo esa capacidad. Tengo el poder de hacerlo, en mis manos. Sólo
tengo qué estar consciente de ello. Yo puedo tomar la decisión de aceptar o no
a mi pareja. Hacer eso no significa que sea una grosera o una libertina. Si la
persona que yo voy a elegir me ayudará en mi crecimiento personal, si está
dispuesto a cuidarme tanto como yo a él, a amarme tanto como yo a él, a
respetarme tanto como yo a él…¡adelante! Debo valorarme ….debo amarme…..debo
respetarme
a mi misma y, por dignidad, no debo permitir que nadie me humille, me esclavice,
me violente, me desprecie o me ignore…¡noooo! Nunca debo ceder mi poder a
nadie. El poder de mi voluntad….es como decirle a alguien…”mira, toma todo lo
que soy y haz de mi lo que quieras”…¡¡¡¡!!!!!! Y eso, es lo que hacemos muchas
mujeres ignorantes y enamoradas de nuestra pareja. Es entonces que necesitamos
aprender la lección: ¡ámate a ti misma primero y luego a los demás!
¿No es cierto que a veces nos cancelamos a nosotras mismas en pro
de sostener esa relación de “amor”?...¡Despierta ya! ¡No temas! Si te ama
comprenderá tu valor. Si te ama, te respetará y te valorará; respetará tu
tiempo y tu espacio. Una vez más: al amarte a ti misma, podrás entonces a amar
a los demás.
¡Sé una naranja entera!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.