¿Tendría razón de ser la vida, sin la esperanza? No creo. Por eso sufren los desesperados. Por eso sufren los escépticos e incrédulos; porque si no creen en nada ni en nadie…..¿qué les espera? ¿para qué viven? ¿cuál es el motivo que los hace seguir adelante?
Es tan importante
tener algo o a alguien por quien vivir ¿no es verdad? Cuando nos sentimos
amados, valorados; cuando alguien piensa en nosotros y se toma la molestia de
llamarnos, de escribirnos, de regalarnos un dulce, una flor, una pelota, un
juguete…¡qué sé yo! Algo que aunque no haya costado mucho, signifique mucho;
eso es muy importante……… saber que alguien pensó en nosotros. Cuando tenemos
ilusiones por llegar a una meta, cuando nos sentimos parte de una comunidad que
avanza porque somos parte de ella, en fin, cuando vemos que vale la pena vivir.
Cuando mis hijas
me regalan algo, lo que sea, es tan valioso para mí como si me hubiesen
regalado un millón de dólares. Cuando me llaman por teléfono, a veces sólo para
decirme ¡te quiero mami!, entonces el cielo se abre y puedo sentir a Dios y su
enorme bondad para conmigo.
Por eso, deseo con
todo mi corazón que este año sea de nuevas esperanzas, de ilusiones nuevas, de
renovar la actividad del espíritu y ¿por qué no? la actividad mental y física….y
recordar siempre que una sonrisa, un “te quiero”, un saludo, es gratificante tanto
para el que lo hace como para el que lo recibe. No nos cansemos nunca de dar y
de amar.