Las experiencias
que se viven cada día son, en verdad, fabulosas, tanto como que podemos estar a
un minuto de morirnos, como si estamos privados de la libertad, como si acaba
de nacer nuestro hijo, como si estamos disfrutando plácidamente de una película.
Yo creo
sinceramente que cada persona es un libro completo, porque tiene muchísimas cosas
que contar. Todos somos diferentes, experimentamos diferente, sufrimos o
gozamos diferente, en fin, tenemos muchas diferencias unos de otros. Pero nos
damos cuenta, algunas veces, un poco tarde, de que ¡somos tan diferentes las
mujeres de los hombres!
La semana pasada tuve la oportunidad de
asistir a unas Conferencias sobre la Igualdad de Género y me gustó mucho lo que
escuché.
Las mujeres en
general, cuando somos pequeñas, somos ingenuas (antes solía decir “tontas”)
pero ahora veo que era una falta de respeto para mí misma y para mis compañeras
mujeres. Y esta ingenuidad que nos acompaña a través de la vida por un buen
período de tiempo, va desapareciendo a medida que adquirimos la experiencia (a veces
muy dolorosa) necesaria para ir desarrollando nuestras habilidades, astucias y
mentalidad. ¿Qué es lo que nos hace cambiar? A veces el dolor de la
incomprensión, de la infidelidad, de la soledad, de los insultos, de los
golpes, de la violencia económica. Yo creo que por eso dicen……”mírala, ya sacó
las uñas”.
Todas tenemos una
historia que contar. Muchas de ellas son parecidas. Pero les tengo una noticia:
¡las cosas empiezan a cambiar! No importa cuántos años tengas….todavía puedes
aprender que la vida no es solo sufrimiento, que tenemos ya mucha gente que se
preocupa por estas situaciones de sufrimiento, de inestabilidad. ¿Tenemos una
familia disfuncional? ¡Y qué! Hagámosla funcional. Las mujeres tenemos muchas
habilidades y una super inteligencia, es cuestión de entenderlo y
aceptarlo. Acude a esos Centros de
Orientación y Apoyo. No te quedes como estás.
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