Dicen
que una mirada lo dice todo; tanto si habla de amor como de odio; de altivez
como de humildad; de sencillez como de soberbia; en fin, pareciera que nuestros
ojos son otra forma de hablar. Hay miradas puras y miradas que no lo son tanto;
hay miradas desesperantes y miradas tranquilas. Concluimos pues, que nuestros
ojos son como un par de labios que según sea su posición, emitirá un significado.
De
tal manera es nuestra sensación de tal momento, que al instante lo transmitimos
por las miradas. Así que eso significa algo así como el espejo de nuestra alma.
Por eso, cuando nos enamoramos, las miradas son como abrazos invisibles pero
fuertes y llenos de significado. Cuando una persona ama a otra, curiosamente
los cerebros se entrelazan…¿Cómo? No lo sé….pero estoy segura de eso. Aquella
sensación maravillosa que se experimenta cuando se ve al ser amado es tan
maravillosa que no puede ser expresada con simples palabras. Parece como si
flotáramos en el aire, entre las nubes.
Igual
son las miradas contrariadas, cargadas de odio por otra persona, que quizá nos
hizo daño y que voluntariamente conservamos
en la memoria. Ojalá que nunca nos toque conocerlas. Carguemos de amor nuestro
corazón para ver, para mirar con amor todo lo que nos rodea y “hacer”
(maravilloso) el día a quienes nos rodean.
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