martes, 2 de septiembre de 2014

Reir....... llorando.


Como Garrik, el mejor payaso del mundo, que hacía reír a todos y sin embargo, era el ser más triste del planeta, nos preguntamos….los que no sabemos de esas dolorosas etapas de la vida…¿por qué? ¿Por qué mucha gente se entristece por cualquier motivo (no uno justificado) y no logra salir de esa tristeza llamada por los Psicólogos, depresión? ¿Por qué a pesar de muchos esfuerzos del propio afectado o de los que lo rodean, no logran desasirse de ese lastre?

La mente, como dice Santa Teresa es “la loca de la casa” y a esa, es muy difícil entenderla. Somos tan perfectos y tan difíciles de entender en cuanto al cerebro se refiere, que es casi imposible saber qué tipo de emociones tienen aquellas personas que se consideran deprimidas. Sin entrar en terreno difícil tratando de explicar cuántos tipos de depresión existen o quien se encarga de curar esa enfermedad, diremos tan solo que “eso” es cosa de otro mundo. Muchos estudiamos, trabajamos, descansamos, reímos, lloramos, amamos, odiamos, pero cuando escuchamos que alguien sufre de depresión, entonces sí que sentimos algo así como compasión por aquella persona; y para entrar en ese mundo de esa persona específicamente, tendríamos que conocerla de cerca.

No sabemos hasta qué punto la mente puede llevarnos a cometer una locura, un suicidio. No sabemos cuánto dolor tiene en el alma el que sufre y no encuentra ninguna puerta abierta para mitigar su dolor….y como no sabemos, no podemos juzgar. Por eso, al menor indicio de melancolía, tristeza o aislamiento de nosotros mismos o de algún conocido, hay que recurrir de inmediato al médico y llenar nuestro corazón de fe y esperanza. Es fácil decirlo para los que no sabemos de esta desesperanza. Sin embargo, siempre habrá una luz para iluminar cualquier camino. Lo importante es no permitirle a nuestra cabecita imaginarse cosas que no son, ni devaluarse a sí mismos. Y, empezar a ver y oír con los sentidos del espíritu, para permitirle a Dios ayudarnos en la recuperación. El es el mejor amigo que jamás hayamos tenido. Esperar en El que todo lo puede y abrir nuestro corazón para que habite El que es todo AMOR.


                      

 

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