lunes, 5 de septiembre de 2011

TIEMPOS DIFICILES

Hay veces que nos encontramos un poco deprimidos por tal o cual situación. Cuando sabemos que la solución a nuestros problemas es fácil, entonces podemos empezar a alegrarnos el día, pero cuando no, entonces  aquella depresión aparte de ser tal, aumenta a ser  preocupación. La verdad es que a veces somos muy incautos o inocentes (lo que no significa que seamos tontos o algo parecido) y sentimos que nuestra confianza ha sido traicionada, que aquello no es lo que nosotros creíamos; que aquellas personas no eran como nosotros pensábamos y recibimos tal desilusión, que al darnos cuenta de la realidad, nos ponemos tristes. Y es que cada cabeza es un mundo. ¿Cómo saber lo que el otro piensa o siente?
A veces el ser transparente en nuestra conducta hacia los demás, nos hace ser muy vulnerables. Lo malo es que nos damos cuenta demasiado tarde. Creemos que nuestro afecto es correspondido; creemos que el otro piensa casi igual que nosotros; creemos que somos aceptados tal y como somos y ¡qué difícil resulta darse cuenta del error tan grande en el que estábamos! Esto me recuerda a una amiga que vivía rodeada de amigos, es decir “de amigos” hasta que un día tuvo una mala racha y perdió su empleo, su casa y por supuesto, sus “amigos”. Estos dejaron de frecuentarla porque ¿a qué iban? ¿a ver tristezas?. Si no había allí ni una cerveza o un refresco para animarse; además, si su amiga solo sabía quejarse ¿no era mejor no ir a visitarla? En fin, todos la abandonaron. Ella obviamente, se deprimió ¿y quién no? Con esos amigos ¿para qué quería enemigos?
Así es. Somos amigos en la prosperidad y en la salud, pero cuando el amigo nos necesita ¿dónde estamos? Decimos y hasta nos creemos “buenos” pero la verdad es que no lo somos. ¿Hasta dónde hemos abandonado a un amigo? ¿Cuántas veces hemos hablado mal de él? O ¿cuántas veces lo hemos criticado frente a otros y por nuestra culpa le hemos creado mala fama?¿Cómo se llama eso? La verdad es que seamos como seamos, debemos aceptarnos a nosotros mismos, amarnos tal y como somos, con todos nuestros defectos y el que nos quiera, bien; el que no, ni modo. No podemos ser diferentes o hacer diferente a otros porque no nos gusta su manera de ser. Aceptémoslos como son.
Que nuestros tiempos difíciles  nos ayuden a crecer como personas, a humanizarnos más. Que estos tiempos nos hagan recapacitar y nos impulsen a renovarnos interiormente para salir adelante sin depresiones ni tristezas. Animo.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.