martes, 20 de septiembre de 2011

Padres débiles, hijos autoritarios

¡Qué diferentes eran aquellos tiempos cuando los hijos obedecíamos a nuestros padres sin replicar! Igualito que ahora nuestros hijos obedecen……..a sus libres impulsos y tienen oídos sordos a nuestros requerimientos. Si nuestra mamá repetía una orden, el papá volteaba a vernos y ¡era suficiente! No se replicaba, no se cuestionaba, no se justificaba, solo se obedecía. Así crecimos, muchos, la mayoría con sus dos padres y ¿qué nos pasó? Maduramos, formamos familias, yo diría más o menos estables pero nos enfrentamos a otra época diferente, con métodos diferentes para educar a nuestros hijos y decidimos que ellos serían libres para tomar decisiones propias.
Antes, sabíamos que para salir al cine o a “dar la vuelta”, debíamos tener nuestro cuarto en orden, las vasijas limpias y si ya habíamos cumplido con nuestros deberes, solo entonces podíamos salir. Así que, si queríamos algo, debíamos pagar por ello. Ahora, no solo les cuesta NADA a nuestros hijos lo que quieren, sino hasta el más mínimo esfuerzo lo hacemos nosotros. ¿Qué hemos creado? 








Hemos generado hijos desobedientes (derechos humanos), groseros (libertad de expresión), flojos (libertad de acción) y violentos (libertad de no sé qué). Se creen con derecho a todo porque no hemos sabido educarlos, solo amarlos. Nos creen débiles y torpes; ya solo nos falta pedirles permiso para “dar la vuelta”. Hemos perdido autoridad ante ellos o más bien, se la hemos cedido. Ojalá que reconsideremos esta situación que nosotros mismos hemos propiciado y rescatemos los valores morales extraviados en algún lado y en algún momento. Acordémonos que el éxito en sus vidas depende de varios elementos: honradez, constancia, afán de superación y servicio al bien de los demás, para que su futura comunidad se vea libre de “padres débiles e hijos autoritarios”.

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