En
el transcurso de mi vida he tenido muchas amigas. Las amistades se van formando
con aquellas personas que frecuentamos con regularidad. He tenido amigas
celosas de otras amigas; amigas que se les puede llamar “entérese pronto” o
sea, poco discretas; amigas muy sensibles y difíciles de tratar, de las que
debe pensar uno dos veces si comentamos aquello o no; amigas muy compartidas
con su tiempo, su atención y su servicio..
Realmente
es bueno tener amigas y no desconfiar de todas ellas. El trato diario nos
ayudará a elegir a cada una de estas amistades que significarán un apoyo
incondicional a la hora de enfrentar problemas personales. Es importante saber
sobre todo, si podemos contar con esa amistad siempre; si se callará nuestros
secretos; si no nos criticará con otras personas; si compartirá sus problemas
con nosotros al igual que nosotros lo hacemos; si no nos prejuzgará por
nuestros actos. En este sentido y tratándose de amistad ¿se han dado cuenta que
no he mencionado el aspecto cultural, social o económico? Porque en la amistad
lo único que cuenta es, el afecto, la confianza y la lealtad. Por eso, cuando
hay un malentendido, lo mejor es aclararlo rápidamente antes de juzgar. Las
traiciones de los amigos son muy dolorosas.
Agradezco
la amistad de quienes han hecho posible que mi vida sea activa, alegre y
confiada. Gracias a su dulce compañía estoy segura de seguir adelante. Gente a
la que quiero y que sé que me quiere. Que siempre van a estar allí, para mí.
Por eso, la amistad es lo más valioso de la vida. ¡No hay como un buen amigo!
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