lunes, 23 de septiembre de 2013

Las supersticiones




Cuando era joven tenía unos amigos que creían en las adivinanzas o adivinadores del futuro, en la Ouija, en las “barridas” en la baraja y en muchas otras cosas. Me llevaron con una señora que adivinaba el futuro y leía la mano. Ella me dijo que una persona cercana a mí, me envidiaba y deseaba mi mal (creo que a todos les decía eso) e inclusive me dijo cuántos hijos iba yo a tener. Bueno, lo de la envidia…¿quién no envidia a quien?, pero en lo que sí falló fue en lo de los hijos.

Inocentemente visité también a un fulano que se decía “brujo” y yo creo que sí lo era. ¿Cómo le había hecho para tener una esposa de 28 años si él tenía 60? Sin duda, algo de magia negra si ejercía. ¡Cuántas y cuántas personas son engañadas por estos rufianes! Se aprovechan de la gente ansiosa por conocer lo que el destino les depara. Por saber si su marido o su esposa los engaña; por querer aprovechar algún sortilegio mágico que haga caer en la trampa del amor a algún pretendido o inclusive hasta para conseguirles un marido ideal. ¡Ah! Y algunos de ellos “no cobran” solo “lo que usted quiera darle”. Así que si usted se sintió aliviado, protegido, ayudado, no escatimará el pago.

Por favor, no tienten a Dios. Sin duda, el acudir con esas personas o usar ciertos sortilegios o piezas maléficas como la Ouija, es abrirle la puerta de nuestro interior al “incansable”. Alguna vez, una de mis hijas compró una Ouija y junto con una amiga, se pusieron a jugar (según ellas). Bueno, el caso fue que el triangulito que trae ese juego se empezó a mover y al preguntarles ellas quien era, se escribió “Satanás”. Entonces gritaron a todo pulmón y quisieron rezar pero no pudieron articular palabra, el cuarto se puso helado y sufrieron mucho porque no podían abrir la puerta, Yo acudí y al abrirles, me abrazaron llorosas y muy asustadas. Juraron que no volverían a cometer semejante burrada. Entonces tiré la Ouija a la basura, rocié con agua bendita y pronuncié algunas oraciones.

Esto que cuento, parece una historia de terror, pero es la realidad. Alerten a sus hijos, a sus parientes y amigos. Lo único que debemos hacer es tener confianza en nuestro amoroso creador, encomendarle nuestras vidas y pedirle su bendición. No acudan a visitar a ninguna persona, ya sea curandero, brujo, adivinador. Respeten sus creencias y aléjense de ellos.

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