Si nos ponemos a considerar
todas las cosas que existen, nos damos cuenta de que todo está allí por alguna
razón, inclusive nosotros. Empezando por el universo, las estrellas, los
planetas, los otros sistemas solares y cuanto existe en el Cosmos y terminando
en el polvo de la Tierra, los minerales, las sustancias que integran los
cuerpos, vegetales, animales y humanos, con su respectivo orden, sentimos que
realmente el Hombre es el Rey de la creación. ¿Quién más que los humanos
podemos descubrir de qué están hechas todas las cosas? ¿Cómo están compuestas,
qué contienen, cómo se formaron? ¿Cuándo fueron creadas, cómo evolucionaron,
cómo se extinguieron o por qué siguen vivas?
¿Quién más tiene esa
capacidad sorprendente de pensar, de razonar, de crear, de descubrir, de
transformar, de sentir? Sin duda alguna, el hombre. Tenemos una inmensa
variedad de gente culta, inventores, investigadores, filósofos, artistas,
profesionistas, obreros, amas de casa y un gran mosaico en colores, tamaños y
sentimientos en nuestro mundo. Pero lo más importante es saber que todo lo que
nos rodea es nuestro. Si, está allí para ser descubierto, saboreado, tomado de
la naturaleza nada más porque sí, porque nos pertenece. Sería bueno que nos
fuéramos dando cuenta que somos inmensamente ricos, empezando por nuestro
propio cuerpo. ¿Quién puede crear unos ojos a la perfección y que enfoquen,
capten hasta los sentimientos abstractos, que se reflejan en los rostros? ¿O un
cerebro humano que piense, razone, decida, analice, concluya, determine y que
ordene al resto del cuerpo qué hacer, cómo hacer, cuándo hacer? Es tan complejo
esto, que aún los neurólogos y científicos más estudiados no se explican cómo
es posible sumar dos más dos o a qué se dedican cada una de las partes
pequeñísimas de la masa encefálica y qué papel juegan esas partecitas
neurotransmisoras en la función del cuerpo humano. ¿Por qué oímos? ¿Por qué sentimos?
¿Por qué reímos? ¿Cómo funciona nuestro aparato digestivo, circulatorio,
muscular, óseo, psíquico? Los científicos se maravillan al ver cómo emergen los nuevos órganos de las células madre.
Cada día vemos con nuestros
propios ojos el milagro de la vida. Deberíamos dar gracias por el misterio de la
vida. Queden atrás todas las teorías de la evolución y permanezcamos asombrados
ante la realidad. El hombre es el rey y fue creado para que fuera feliz y
agradecido con el Creador. Gloria a EL.
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