Como
siempre, la mayoría de las veces dejamos cosas pendientes para otro día, ya sea
porque no nos alcanza el tiempo o porque lo sentimos de menor importancia.
Pensamos que lo más importante es: comer, trabajar, descansar, divertirnos….darnos
el gusto de vivir cada día y si es posible, cada minuto del día. Y es normal
que cada quien disfrute a su manera su vida. Pero, también es cierto que cada
día que transcurre, otras personas no pueden hacer lo que nosotros normalmente
hacemos. Muchos de ellos no comen, no descansan, no son felices. Algunos son
esclavos de sus vicios, otros están desesperados por no encontrar trabajo,
otros no pueden trabajar porque están enfermos o discapacitados, otros están
tan deprimidos por algún problema emocional o moral que lo único que les
importa es cómo acabar con tanto sufrimiento y a veces se arman de valor y
acaban con su propia vida.
Muy
pocas veces nos encontramos de frente ante situaciones tan tristes y
deprimentes de niños abandonados, huérfanos, maltratados o vendidos y entonces
le cambiamos de canal a nuestro televisor o le sacamos la vuelta al momento,
porque no nos gusta sufrir. ¿Y a quién le gusta sufrir? No hacemos conciencia
que todas esas personas son como nosotros, humanos también. Preferimos estar
sordos y ciegos ante esas situaciones injustas de la vida y sentimos que a
nosotros no nos corresponde aliviar su situación. Y si a nosotros no nos toca,
entonces ¿a quién le toca?
Siempre,
pero siempre nos corresponde la tarea de mejorar en algo la situación de cualquier
persona que sufra pero ¿cómo? Hay tanta gente en el mundo recibiendo cheques de
jubilados, pensiones económicas, rentas, intereses de ahorros o certificados de
depósitos, herencias y gente que como nosotros, viven con el sueldo que su
trabajo les proporciona. ¿Por qué no hacer algo con un mínimo de esfuerzo o una
milésima parte de nuestro dinero o de nuestro esfuerzo por aliviar el
sufrimiento de las personas que lo necesitan? ¿Por qué ese afán de dejarle
tantos bienes materiales a nuestros hijos, cuando ellos son auto suficientes?
¿Por qué no apartar un poquito de lo que tenemos para donarlo a alguna
Institución de huérfanos, a algún Asilo de ancianos, a algún Hospital pobre?
Estos asuntos pendientes de nuestra conciencia no deben seguir así porque….¿cuándo
nos tocará rendir cuentas de nuestra existencia?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.