A través de todos los tiempos, el
amor ha sido el motor que mueve los corazones. Gracias a este sentimiento es
que se hacen realidad nuestros anhelos, el progreso, la unidad de la familia y
la búsqueda de nuestra realización personal. Pero para saber lo que es el amor,
es necesario tener una apertura del espíritu. El amor no entrará a la fuerza ni
con violencia en nosotros. Y así como el día es a la noche, así es el amor al
odio….¡cuidado!
Podemos citar aquí cientos de
historias referentes al amor: al paternal, al filial, al romántico, etc. amor de
diferentes maneras. Vienen a mi mente recuerdos de películas como Romeo y
Julieta, Helena de Troya, Jesús muerto en la cruz por amor a nosotros y un
sinfín de relatos de amor. Dicen que nuestro espíritu al nacer es como un
diamante en bruto. ¿Qué pasa con esas hermosas y costosas piedras que llamamos
diamantes? Que alguna vez fueron rocas durísimas, burdas y toscas y que hubo
que procesarlas y pulirlas de muchas y diferentes maneras hasta que tomaron
forma. Y así, aquella piedra ruda al fin se convirtió en una exquisita joya de
altísimo valor. ¿Valió la pena tanto esfuerzo? ¡Claro que sí!
Así nuestro espíritu si no es pulido
se quedará como está: feo, deforme, áspero. Este proceso de conversión o purificación
consiste en aprender a través de nuestra vida, las reglas más elementales para
una sana convivencia humana: el servicio de nuestra inteligencia y voluntad al
bien común. Cuando abusamos de nuestra libertad y nos portamos mal, nuestro
diamante interior se deforma, se detiene su proceso de embellecimiento. Cada
acto de fuerza de voluntad que realizamos a favor de los demás o de nosotros
mismos es un acto de amor. Este es el camino que hará trascender nuestro
espíritu a un plano o nivel superior.
¿Y la maldad? ¿Y el odio? Dejemos
que se revuelquen de envidia al vernos sirviendo a los demás con tanto amor ¡Pule
tu diamante!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.