Comentábamos el otro
día acerca de cuánta similitud hay entre los miembros de una misma familia y me
doy cuenta cuando veo a una de mis hijas hablar más o menos como yo, ser
impaciente, terca, quejumbrosa pero también inteligente y prometedoramente
exitosa, aún no sé si como yo. Quizá las otras no sean tan idénticas a su mamá, pero sí se parecen a
su papá o a alguna de las tías o abuelas, al menos en el carácter. Muchas veces
cuando los hijos se equivocan en algo o son berrinchudos sale a flote el tema
de la comparación con uno de los progenitores al igual que cuando salen con
calificaciones brillantes.
Sin embargo, cada
quien es original según mi modo de ver. Aunque hable como uno o tenga los
mismos rasgos o los mismos gestos. Lo bueno sería que los hijos llevaran en sus
genes solo lo positivo de cada uno de sus padres, pero no puede ser y a veces
la herencia genética es determinante. Creo sin embargo, que si nosotros
empezamos a cambiar para bien aquellos aspectos negativos que heredamos de nuestros
padres y que prevalecen en nosotros mismos, el final de la historia de nuestros
hijos será diferente. Porque así como llevamos en nuestras células todas las
enfermedades por herencia de los nuestros, igual podemos cambiar el curso de la
historia si nos alimentamos de mejor manera, si hacemos ejercicio, si llevamos una
mejor calidad de vida. Creo también firmemente, que los hijos de aquellos cuyos
padres fueron drogadictos, ladrones, alcohólicos, viciosos, estafadores o
criminales, pueden cambiar también el rumbo de su vida hacia lo positivo. Creo
que si sabemos cuál es la herencia genética que portamos según nuestro árbol
genealógico, podemos echar mano de todas las técnicas y conocimientos modernos
que nos ofrece la ciencia para enderezar el rumbo y mejorar, sin olvidar lo bueno y noble de la fe religiosa.
Al igual sucede con
las personas que han nacido con algún defecto físico o que no les gusta su
nariz, su boca u otra parte de su cuerpo y la corrigen con la ciencia de la
Estética y de la Cosmetología. Al igual se puede con lo moral, lo psicológico,
lo biológico, aunque a veces haya cosas que no podremos cambiar jamás. Lo que
sí se puede y se debe de hacer, es mejorar el ambiente moral y religioso de
nuestros hijos, si nosotros no lo tuvimos. El ejemplo de nuestros padres fue un
factor determinante en nuestras vidas. Igual lo será el nuestro en nuestros hijos.
Por eso no siempre se puede culpar a los genes aduciendo….ni modo, son los
genes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.