Cuando
era joven, escribía para un periódico estudiantil de aquellos tiempos y dado
que me gusta aconsejar a los demás tuve la oportunidad de criticar la película “Dr.
Zhivago”. En lo particular me afectó el hecho de que el actor se olvidara de su
esposa y se fijara en “Lara”, una hermosa mujer a la que tuvo que abandonar. A
raíz de esa crítica, el administrador de uno de los cines de mi ciudad me mandó
llamar y me dijo que no importaba si hablaba bien o mal de la película, lo
importante para él, era que se hicieran comentarios al respecto. Lo cual
significaba que era importante para muchos cualquier tipo de crítica. También
me dijo que la influencia en el cine era tan grande que, como las escenas de
esa película se desarrollaban en un
lugar muy helado, la gente salía en los intermedios a comprar palomitas para
calmar el frío, aunque afuera estaba haciendo un calor tremendo.
Insisto
una y otra vez en lo perniciosa que es la publicidad negativa, la que destruye
la moral y la buena conducta de la gente. La que sostiene que lo moderno es lo
que ellos publican, así sea sexo libre, pedofilia, violencia en cualquier lugar
a fin de sentar un precedente de poder, en fin, todos los actos encaminados a
cambiar de rumbo el correcto sentido del bien común. No nos damos cuenta pero
poco a poco nos hemos ido alejando de lo que significa la bondad, la verdad, el
amor. Hemos cambiado de rumbo. Nos molesta todo lo que se refiere a normas de
conducta, religión, Etica, Moral, normas de urbanidad, etc. Lo moderno no es
solo lo que los jóvenes quieren. Es lo que la experiencia nos dicta que es lo
más adecuado, lo mejor, lo más razonable. ¿Para quién? Para todos. Antiguamente
los ancianos eran los que dirigían las pequeñas comunidades por ser ellos los
más sabios. Hoy por hoy, los jóvenes creen que ellos pueden manejar el mundo y
¡claro que podrían! si supieran cuál es el rumbo correcto.
Volviendo
al tema, es preciso no dejarse influenciar por ningún anuncio sin antes
analizarlo cuidadosamente. Nadie tiene la verdad absoluta en sus manos. Por
eso, cuida lo que lees y si tienes dudas, detente, pregunta a otro más sabio
que tú, consulta. No todo lo que dicen los libros es verdad. Hay gente que ha
matado por dejarse influenciar por películas agresivas; o que han aprendido a
robar porque en el cine lo aprenden. Y en fin, gente que tiene la mente y el
corazón débil, tan débil que se hacen esclavos de lo que escuchan o leen, enajenando
su propia voluntad. ¡Cuida a los tuyos!
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