martes, 19 de febrero de 2013

Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón.....


 Este poema de Sor Juana Inés de la Cruz fue escrito desde hace ya bastante tiempo, en defensa de la mujer. Quizá a ella le tocó vivir una época o en una familia donde imperaba el patriarcado. El caso es que, si lo analizamos bien, habla de cómo la mujer puede ser moldeable,al grado de hacerse “a imagen y semejanza” del hombre que ama. Pero…….he ahí la cuestión: después de que la mujer se transforma, en sus actitudes, en su conducta, en sus expresiones, ¿la acepta su pareja? No.

¿Por qué dejar de lado nuestros modos naturales, nuestro temperamento o nuestro carácter? Todas aquellas inclinaciones que heredamos en nuestra familia, que según nosotras eran naturales y buenas, ¿por qué cambiarlas? Sin embargo, pocas mujeres son aceptadas tal como son, el resto debe cambiar para seguir reteniendo al amado. Y en todo caso, quizá el hombre o pareja nuestra también debería cambiar algunos de sus modales o costumbres que trae de su soltería a su nuevo estilo de vida, a fin de conservar a su amada ¿o no? Es tiempo ya de ir inculcando en nuestros hijos el amor por ellos mismos primero, luego por el que va a ser el compañero de su vida. Enseñarles que si se ama, se debe aceptar a la persona tal cual es, con sus defectos y costumbres, mientras éstos no sean groseros o echen a perder el progreso de la unidad y el amor de la nueva familia. También a la mujer le gusta la variedad en el amor. El hombre puede ir innovando y renovando sus demostraciones de amor por la mujer que ama, tal como se le pide a la mujer que mantenga constantemente activo y transformante ese amor que la hizo decir “sí” a su amado. El matrimonio siempre será de dos personas que se aman. Este amor se debe retroalimentar para que siga vivo, para que sea la base sólida y permanente que sirva como roca firme para la nueva sociedad que se irá formando cuando lleguen los hijos.

Que no sigamos con el concepto de hace siglos, cuando la mujer era presa fácil para aquellos que la acechaban con hermosas palabras o que la doblegaban con golpes, humillaciones y violaciones a su propio derecho y después abandonadas a su suerte. Ya no más. Un hombre que ama de verdad, cuida, protege, aconseja y conduce a su familia por el camino del amor, de la verdad y de la libertad.
 
 
                                                   

 

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