domingo, 26 de junio de 2011

FUERZA DE VOLUNTAD

¿Cuál es nuestro proyecto de vida? ¿Somos congruente con nuestros pensamientos? Es decir… ¿Hacemos lo que decimos o damos el consejo y nos quedamos sin él?
 Es este un auto examen para quien quiera incursionar un poco en su vida personal. Es muy difícil decidirse por la honestidad, el respeto y la justicia. La fidelidad a nuestra manera de pensar a veces no es tan transparente como debería ser. ¿Qué es lo que podría ayudarnos a llevar a cabo nuestra misión en la vida, a convertirla en una vida recta y sana?
 Podríamos empezar por hacer ejercicios de voluntad es decir, cambiar nuestros malos hábitos  en buenos, lo que mejorará nuestra conducta y  nos ayudará a crecer espiritualmente y por consiguiente, todo nuestro entorno también. Por supuesto nosotros seremos los primeros beneficiados. Nuestras malas inclinaciones o vicios irán modificándose poco a poco, según la medida de nuestro esfuerzo.
Primero que nada, recordar que somos dueños de nuestro propio cuerpo, de nuestras propias decisiones. Nosotros ordenamos a nuestra persona y ella obedece. Somos dueños de nuestra voluntad y la dirijimos según nuestra inteligencia. Hacer una lista de lo que nos gustaría cambiar en nuestras costumbres. Luego, fijarnos una meta a corto plazo y revisarla todas las noches antes de dormir. Quizá  parezca ridículo pero este es un consejo para mejorar nuestros hábitos y nuestra conducta. Si existe la costumbre de criticar a los demás abiertamente, éste es el momento: NO HACERLO. Abstenerse. Mantener la boca cerrada y la mente también. Acostumbramos tomar Coca-cola todos los días y nos vemos aumentando cada día de peso, reprimámos  ese hábito un día a la semana, luego dos a la semana y así sucesivamente, hasta dejarla por completo. Es muy difícil lograrlo. Tener fuerza de voluntad para dejar de consumir un producto que nos gusta pero que nos daña es, finalmente, en beneficio nuestro. Nos gustaría irnos  a las maquinitas a jugar lo poco que nos queda. No ir por una vez, luego 2 veces, hasta lograr apartarnos definitivamente. Y eso ¿para qué? Si quiero, puedo y tengo con qué ¿porqué reprimirme? ESO es la fuerza de voluntad. Además, no porque ya nos jubilamos o somos de muchas posibilidades económicas podemos gastarnos todo el dinero habiendo en nuestra familia, en nuestra ciudad, tanta gente que necesita de nuestra generosidad. ¿Hemos pensado en ello? Si, si somos cristianos. Cada quien sabe “de qué pata cojea”, cuál es su debilidad o su vicio. Cada quien debe trazarse su propia meta y sus propios medios si quiere mejorar, moralmente hablando. Razonemos, no nos dejemos llevar por el primer impulso. Acordarnos que todo se contagia: lo bueno, lo malo, el honor, el deshonor, la generosidad, la tacañería,  la verdad, la mentira, etc.
Y si logramos avanzar. ¡Felicidades! Estámos en el camino correcto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.