Quizá nunca nos hemos dado
cuenta cuánto dependemos unos de otros. Pero no depender como adicción sino
como necesidad. Y esto se refiere a que lo que una persona hace en la sociedad,
bien o mal, repercutirá en toda la sociedad. Igual, si en una familia, algún
miembro de la misma se enferma, la tranquilidad de todos ellos se verá afectada.
Lo mismo puede decirse de cualquier comunidad, de cualquier empresa,
institución, colegio, gobierno o instancias de justicia, etc.
La humanidad es como un
cuerpo humano. Todos funcionamos de diferente manera, pero todos servimos para
que el cuerpo funcione. Como decía San Pablo, unos son las manos, otros la
cabeza, otros los órganos, otros los sentidos y así, todos conformamos el
universo entero y avanzamos en búsqueda de la vida perfecta. Pero si hoy,
alguno de los órganos se enferma, todo el cuerpo lo resentirá. Así, la sociedad
entera hoy se siente débil y nuestros hermanos humanos (¿?) que dañan y hieren
a este su cuerpo universal no se dan cuenta del gran perjuicio que ocasionan.
Han lastimado ya demasiado a los que debieran respetar y ayudar y la naturaleza
no se quedará así. Exigirá lo suyo, justicia. Y qué difícil será verlos caer
uno por uno hasta que queden todos abatidos y cortados de raíz del árbol de la
vida. Para los que tememos el castigo eterno…. ¡ánimo! Pueden quitarnos la vida, pero nunca matar
nuestro espíritu de amor, de honradez, de solidaridad, de generosidad, de
lealtad. ¿Qué sucede en la actualidad con tanta violencia? ¿Porqué serán tantos
y tantos los que delinquen? Parece que mientras detienen a diez, aparecen
veinte. Piensa uno si no serán más los malos que los buenos. La sociedad no
puede avanzar así, está en suspenso o más bien, está en retroceso. Y mientras……….¿qué
hacemos los “buenos”? ¿Nos conformamos con un “ni modo, así nos tocó”?
Estar conscientes de que
realmente dependemos unos de otros, nos ayudará a ir viendo posibilidades de
“sanar la sociedad”. Necesitamos, nos urge tomar las armas de la justicia, de
la honradez, del amor, de la caridad. Necesitamos echar a andar nuestra
inteligencia al máximo y VER de qué manera podemos ir mejorando esta situación
absurda donde los malos son los “meros, meros” porque tienen la batuta del
poder en sus manos….¡NOOOO! Ya no más. ¡Basta! ¡Han causado mucho daño: físico,
moral, espiritual, emocional! El país no debe seguir en retroceso. Necesitamos
salir, colaborar, organizarnos en grupos para hacer un frente común. Somos más
los “buenos” que los “malos”……..No es sólo “resistir”, es también, hacerle
frente a todos esas personas que intentan hacernos daño. ¡Organicémonos amigos!