¿Cómo será?
Según la situación económica, emotiva, espiritual en que nos encontremos será
la respuesta a esta pregunta. Para muchos es simplemente un momento de regalos,
de reuniones, de festejar “algo” como cada diciembre.
Para otros, no
tanto. Para mi familia en lo particular, será sí, un momento de alegría por
reunirnos con los seres queridos, pero será, a la vez, un momento muy difícil porque
la ausencia de mi hija que se fue en julio pasado, no podrá ser reemplazada
jamás. Sin embargo, recordando el motivo principal que nos hace celebrar la
Navidad, nos hará este tiempo más consolador. El hecho de que mi Neni esté
disfrutando su cielo en compañía de los ángeles es ya un motivo de
satisfacción. Y así será a partir de este diciembre: recordaremos el nacimiento
de Jesús, salvador de los hombres y agradeceremos a Dios tanta bondad y misericordia de su parte.
¿Por qué en
diciembre se nos activan los sentimientos de bondad, de amor, de generosidad?
¿No es precisamente porque el Dios del Amor nació en una fecha como ésta? Pero
este Dios, Único, Perfecto y Santo es hoy por hoy, un Dios que se hace realidad
en cada ser humano; que nos consuela, que nos invita a desplegar nuestras alas
de ángeles que somos, imperfectos pero ángeles al fin, pues somos semejantes a
El que nos creó.
Ojalá que esta
Navidad sea el inicio de una verdadera fraternidad, real y justa entre todos
los hombres. Que nazca Dios en nuestro corazón duro, ciego y mudo para que
nuestro espíritu se abra a Su luz. ¡Feliz Navidad!
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