A veces las mujeres no nos damos cuenta de lo
importante que es no sólo la manera de vestirnos, sino también la forma de
comportarnos. Muchas veces una plática cordial puede mal interpretarse. Los
varones que a veces se sienten “tenorios” andan en busca de mujeres que los
complazcan y creen que una sonrisa o una conducta amable es signo de atracción.
Se equivocan quienes piensen de esta manera, porque la mujer tiende casi
siempre a querer agradar a las personas que la rodean y corre el riesgo de ser
mal entendida su amabilidad. Por eso, se debe tener cuidado con las palabras,
gestos y ademanes que se usan en una conversación. Si muchas veces las mujeres
provocamos pasiones con el solo hecho de ser atentas o alegres y joviales,
porque esto ya genera malos pensamientos en los varones, con mayor razón si las
mujeres nos comportamos de manera vulgar en nuestro vestir o en el trato con
ellos.
¡Cuántas
vidas se han perdido por querer poseer una mujer! Como si la mujer fuese un
trofeo o un premio. Realmente las mujeres tenemos mucha responsabilidad en la
formación de las familias. En la moda femenina actual, la ropa no deja mucho a
la imaginación de los varones, porque ya se ve “todo” lo que no debería verse,
sino guardarse para uno solo, que será nuestro marido, el padre de nuestros
hijos. Pero como dicen, todas las mujeres son iguales, menos la esposa, la
hermana o la hija de quien así piense. La mujer no sabe hasta qué punto puede
hacer daño en la imaginación del hombre. Si tan sólo los buenos, los guapos,
los atentos, los ricos, los jóvenes nos vieran, pero nos ven todos: los viejos,
los feos, los lujuriosos, los violentos, los pobres, los groseros, los malos y
en fin, todos. Por eso, no hay que despertar pasiones que luego no podamos
apagar. Ya de por sí, la imaginación varonil es bastante “sueltita” pues si la
alimentamos con nuestras provocaciones, será nuestra la culpa, de nadie más.
Tampoco
hay que exagerar vistiendo con el cuello alto, manga larga y vestido hasta el
tobillo, pero sí encontrar lo adecuado para nuestro cuerpo, recordando siempre
que tenemos la vanidad a flor de piel y que debemos ser cautas y cuidar mucho
la apariencia femenina que nos permita lucir bellas. Al final, la belleza
interior siempre saldrá a relucir, porque los ojos son el espejo de nuestra
alma y esa es la que tenemos que cuidar.
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