jueves, 6 de septiembre de 2012

Matrimonios modernos.


 Cuando los jóvenes son novios, se conocen, se aman y se respetan. Bueno, eso era antes. El noviazgo era para conocer a la pareja y si congeniábamos con ella, habría boda. La mujer anteriormente no trabajaba fuera de su hogar porque casi de inmediato quedaba embarazada y había que cuidar a los hijos. No había como hoy, abuelas que se encargan de ellos a tiempo completo, porque sus padres “trabajan” todo el día. Hoy, muy apenas se conocen chico y chica y ya probaron que “son compatibles”, al menos sexualmente. Viven juntos para ver si congenian o si se caen bien y entonces, probablemente  algún día se casen. Ya ninguno de los dos quiere establecer un compromiso y dejan muy en claro que el amor y la unión sexual son algo muy diferente. Por eso tenemos bastantes madres solteras.

Por otro lado, las nuevas parejas establecen sus propias reglas. Son reglas con privilegios determinados. Se dan un día a la semana de “libertad” para que cada cónyuge haga lo que quiera, donde quiera y con quien quiera. He conocido historias de parejas donde el marido tiene que lavar, planchar y atender a sus hijos porque su mujercita llegó “cruda” y al amanecer. ¿Qué es eso? Libertinaje , así se llama, libertinaje. Los límites del amor y el respeto entre la pareja ya no son como deben ser. Ahora, los señores tienen que ajustarse a las condiciones de su señora y comen donde pueden, dando lugar a infidelidades inevitables, tanto de parte del marido como de la esposa. El, se siente solo; ella, incomprendida. Y ya saben: pronto aparecen los “consoladores” oportunistas.

Aparte, con tanta soberbia y avaricia en los matrimonios modernos, no hay lugar adecuado ni atención para los hijos y luego nos quejamos. ¿Qué recuerdos buenos puede tener un niño que estuvo oyendo tantas discusiones o que tuvo que hacerse él solito el desayuno o la cena? Realmente esos niños serán “niños problema” en la escuela. ¡Muy triste situación! El respeto, la comprensión y el amor van de la mano y ¿dónde quedó todo eso? Recuerden amigos: “y los dos se unirán y serán una sola carne” no 3, sino 2.

¡Recapaciten! Conservemos nuestra postura de gente con dignidad, viriles y guardianes del hogar; defendamos el honor de la familia y no permitamos que nadie ni nada la destruya. Recordar nuestro  valor. ahora y siempre. Seamos un matrimonio moderno, estable y feliz. Comprometámonos con lo que amamos y establezcamos las reglas necesarias para que logremos la unidad y el amor permanente.  Siempre es posible dialogar,  comprender y aceptarnos unos a otros con nuestros errores y defectos. Si amamos a nuestra pareja, todo es posible.

 
                                                            

 

 

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