jueves, 2 de febrero de 2012

¿Cómo está hoy?

                                                                             
Dicen que cada quien habla según como le va en la fiesta y es cierto. Podemos preguntarle a alguien: ¿Qué le parece este día nublado y fresco? Esa persona puede contestar que el día está triste y melancólico, otra persona puede contestar lo contrario, que está muy agradable. ¿Por qué no ver con buenos ojos cada día, sea como sea? Lo importante es verlo, sentirlo, vivirlo. Si una persona está triste o deprimida, verá el día triste. En cambio, si está alegre y tranquila, hasta a los peces del mar los verá contentos, pero es porque así está su estado de ánimo.

Lo más importante de todo es no perder de vista lo que hacemos y decimos. Así como se contagia el buen humor, también el mal humor se contagia. Algunas veces puede suceder que el señor de la casa llegue molesto de su trabajo, nadie sabe qué sucede. Se molesta hasta por el más mínimo detalle y en consecuencia, todo el ambiente familiar se contagia y todos en la casa  se vuelven reservados y nos sentimos malhumorados, ¿por qué? El mal humor y el buen humor son como la gripe, se contagian inmediatamente. ¿Qué hacer? Primero que nada, dejar que la tempestad se calme, que se calmen los ánimos, luego si es posible, aclarar malos entendidos, siempre de manera discreta, nunca frente a los hijos o frente a otras personas ajenas a la familia (sería humillante); ir conduciendo la plática entre ambos a un nivel de entendimiento claro y maduro, de adultos sin molestarse, sin señalar culpables, solo aclarando situaciones y determinar que los problemas del trabajo no deben traerse al hogar ni viceversa. Los problemas familiares tampoco deben llevarse al trabajo. ¡Imagínense! Si el esposo es un investigador, se la va a pasar investigando todo lo que acontece con su familia (obsesivamente hablando); o si en la casa se peleó con su mujer ¿Va a llegar peleando a su oficina?. No. Debemos ser personas centradas y concentradas según el ambiente en el que estemos. Y ver de manera natural lo que acontece a nuestro alrededor. Quitarnos los lentes obscuros del alma si estamos tristes y tratar de interesarnos en los demás. Siempre habrá gente que necesite de una palabra de aliento.
  

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