Por supuesto que no se trata de regalar a diestra y siniestra todos los bienes que de alguna manera, no nos hacen falta, sino de participar como podamos en la creación de nuevas fuentes de trabajo. Tener lo suficiente para subsistir no es malo, es más, ES una obligación; trabajar por nuestra superación económica tampoco es malo. Todo lo que hacemos en beneficio de nuestra familia estará bien, siempre y cuando no rebasemos los límites de los valores morales, como por ejemplo, almacenar para que nuestros descendientes hasta la cuarta y quinta generación tengan sus milloncitos generando intereses. No nos justifiquemos aludiendo necesidades extravagantes, antes bien pensemos y reflexionemos cuánta responsabilidad tenemos como seres humanos.
El desafío de estos tiempos de competencia, soberbia y extrema avaricia, nos sitúa en un conflicto de conciencia. Y no sólo a los que nos decimos cristianos, sino a todas las razas y credos de la humanidad. También atañe a la gente que por algún motivo muy personal olvida la razón por la que están al frente de alguna congregación. Ellos también deben hacer conciencia de hasta dónde es el límite de la necesidad y no engañarse a sí mismos.
Recapacitar en este nuevo año con sinceridad nos hará crecer más como auténticas personas en pleno desarrollo. ¡Feliz año nuevo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.