martes, 24 de enero de 2012

Escuchando a los padres





                                                              
 Hace poco me reuní con una amiga de mi infancia y recordábamos los tiempos que vivimos al lado de nuestros padres. Yo comentaba que algunos momentos de mi niñez no fueron muy gratos debido a las discusiones que a veces tenían mis padres. Alguna vez me despertaron en la madrugada aquellas voces de mi madre pidiéndole explicaciones a mi padre acerca de su conducta.y temblaba de miedo al escuchar la palabra “divorcio”. Yo no sabía realmente lo que significaba esa palabra pero debía ser algo terrible, porque había visto a algunas compañeritas mías llorar porque sus padres estaban divorciados. Pasaban los días y luego veía que ellos se amaban igual que siempre, así que olvidaba aquel temor. Lo que ahora sé, es que mi madre debió soportar estoicamente muchas carencias económicas y de presencia de mi padre. Veía también a mi papá preocupado por no darnos todo lo que necesitábamos. Pero estoy segura en lo absoluto, que mi padre era un buen hombre, responsable y lleno de cariño por su familia y su mujer. Creo que él debió valorar y comparar a mi madre con el resto de las mujeres ávidas de su compañía y decidió conservarla para sí. Muchos hombres hacen lo mismo. Conservan a su familia a pesar de los sinsabores que su compañera les acarree, pues saben que ella es una buena madre y una buena esposa. La conocieron hermosa y joven, esbelta y discreta, inteligente y llena de amor por ellos; estaban seguros de querer a esa mujer por el resto de sus vidas. Y aunque ya no sean las mismas muchachas que conocieron, lozanas y frescas, el amor ha perdurado. Lo mismo opino del varón. Se debe ser muy hombre para tener una sola mujer. Y también, aunque estén un poco barringoncitos, siguen siendo el gran amor de su mujer.
Problemas de familia siempre habrá. Lo importante es resolverlos mediante el diálogo, la confianza y la comprensión. Reconocer cada quien sus errores y no ser soberbios o cínicos en el amor. Evitar discutir frente a sus hijos. No subir el tono de voz durante sus discusiones. ¿Que no hay acuerdo? Quizá es tiempo de una separación temporal que ayude a ambos a recapacitar. Lo más importante aquí es no lastimar el corazón de esos pequeños; aunque si se lastima más estando los dos juntos, mejor separarse. Así por lo menos, guardarán un buen recuerdo de él.
Hijos, escuchen a sus padres. Aprendan de sus experiencias y respétenlos y ámenlos porque ya ustedes saben lo que es ser padres y esperan que sus propios hijos los respeten y los amen.

1 comentario:

Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.