lunes, 28 de noviembre de 2011

LA AMARGURA

¿No les ha tocado ver o convivir con una persona de muy mal genio o carácter?  Creo que a casi todos nos ha tocado en algún momento de nuestra vida tratar con este tipo de personas. Hombres o mujeres  la mayoría,  que les esbozas una sonrisa y lo dejan frío con su gesto adusto y hasta molesto como diciendo……¿y a éste que le pasa?
Cuánto muerto en vida nos encontramos, como cadáveres ambulantes “viviendo” entre nosotros, fríos como una tumba y enojados con el mundo a más no poder.
 Este tema es a favor de la gente amargosa. Se comparan muchas veces con aparatos electrónicos que se descompusieron desde que los hicieron y así crecieron, medio bien. O quizá recibieron alguna descarga eléctrica, de esas que casi ni existen en nuestra ciudad, un apagón y al regresar el voltaje, les dañó algún fusible. Pero, ¿qué culpa tienen los demás? Si les tocó vivir algún episodio muy doloroso en su vida; si les mataron a algún pariente, si tienen un enfermo en casa, se enojan con el mundo entero. Gente que pierde sus amistades más cercanas por el rechazo evidente de su amargura. Cuánto bien les haríamos si se dejan ayudar, si no, lo más razonable es alejarse.
 Estas personas sin duda alguna  están dañadas o enfermos intencionalmente o sin intención. Quizá no han tenido un médico del corazón –espiritualmente hablando- que les recete el medicamento correcto que les alivie el alma. Cada quien es dueño de su persona. No debemos permitir que nadie, en lo absoluto, nos haga daño, nos ofenda, nos manipule, nos humille o nos golpee física o emocionalmente. Y tampoco debemos poner toda nuestra voluntad al servicio de una persona que no nos ame. Recapacitar en esto nos ayudará a liberarnos del rencor y la tristeza. Que nuestra felicidad o tranquilidad no dependa de “si el otro nos quiere” o “si el otro nos desprecia”. No podemos comportarnos con todos como si tuvieran la culpa. Recapacitar. Mírarse en un espejo y tratar de sonreir; luego enfrentarse al mundo con esa sonrisa. Su entorno cambiará y también su estado de ánimo. Reflexionemos y apoyemos en lo que podamos. Dejemos esa amargura.





sábado, 19 de noviembre de 2011

Creer o no creer

 Acerca de la teoría del Bing Bang que significa “la gran explosión”  impresiona la gran cantidad de información que hay al respecto. Se dicen mucho  cosas de la Física y de la Química, refiriéndose a todos los elementos que los Cosmólogos tienen en cuenta para describir cada uno su teoría acerca del momento en que el Universo hizo su aparición. Han existido desde el principio de los tiempos muchos estudiosos que hablan al respecto: George Lemaitre, Edwin Hubble, George Gamow, Friedman, Walker y el más reciente Stephen Hawking, un hombre discapacitado pero un gran filósofo y sabio.
Este último dice que la religión y la ciencia no están peleadas pero que, en lo particular, él no cree que Dios exista o que haya creado el universo y cuanto en el existen. También dice que respeta a todos los hombres de fe, pero que no concuerda con ellos.  Dios no necesita que nadie lo defienda.  El lo hará por sí solo. La Naturaleza nos habla, nos muestra sus maravillas y Dios existe a pesar de que crean o no en El. Nada de lo que existe ahora es producto de la casualidad, empezando por nosotros mismos, por lo que pensamos, por lo que sentimos, por lo que descubrimos día a día. El creador de todo cuanto existe nos deja SER, así de sencillo. Nos regaló la inteligencia y la voluntad para creer o no en El.  Aún el primer átomo tuvo que ser creado por un ente superior y perfecto que no está compuesto de materia, pues si así fuera, tendría un principio y un fin y Dios es infinito. Y es cierto que a veces la religión, más bien, las personas que representan a Dios aquí en la Tierra, nos limitan, nos atontan o nos intimidan con sus prácticas. Es cierto que gente que debería ser sencilla y humilde, casta y sincera, se valga de la religión que profesa para engañar a gente inocente; que se enriquezca con las limosnas de sus feligreses y que sean unos verdaderos “padrastos” para sus hijos espirituales. Gracias a este tipo de personas, hay muchísima gente que se ha retirado de las prácticas religiosas. Gracias a ello estamos viviendo tanta violencia, tanta prepotencia, al grado de negar la existencia de Dios y creer que de veras somos nosotros los que “creamos” o “descubrimos” la tecnología, las vacunas contra las enfermedades, el amor, la paz. Ojalá que los discapacitados espirituales dejen atrás sus limitaciones y su ceguera y reconozcan  que uno sólo es EL SEÑOR. Respetar todas las ideologías y  saber que vivimos en un mundo de libertad donde podemos expresar nuestras opiniones es motivo de alegría y satisfacción.



                                           

                                                          

domingo, 13 de noviembre de 2011

EL TEMOR

Algunas veces hemos sentido miedo o temor. Eso es indudable. Aunque algunos expertos opinan que el miedo es acerca de cosas, personas o sucesos reales y el temor se referiría a sucesos no reales, más bien como una incomodidad emocional. Muchas veces el temor a no quedar bien ante los demás, a hacer el ridículo, nos impide avanzar en nuestra auto realización. Habrá ocasiones inclusive, que el temor nos paralice por completo o que se nos borre de la mente todo lo que teníamos pensado hacer, exponer, contestar o escribir.  Como dicen: nos bloqueamos.                                                             
 Para liberarnos de todo este tipo de temores, infundados algunas veces, necesitamos varias cosas: una sería hacer una lista de qué es a lo que tememos; otra sería, hacer un examen muy riguroso acerca de nosotros mismos y si no estamos viendo las cosas exageradamente o anticipándonos a cómo seremos juzgados. Otra sería si estamos permitiéndole a las cosas que nos dominen. Es la base fundamental: apoderarnos de las cosas o personas y sentir que son tan nuestras, que vivimos aterrados pensando cómo vamos a cuidar de ellas. Es muy importante hacer hincapié que pensar así es un desgaste emocional y espiritual muy negativo y perjudicial para nuestras personas. Cuanto más nos liberemos de la esclavitud o apropiación de las cosas, más bien nos sentiremos. Después de esto, recapacitar y proponernos salir adelante con lo tenemos, como somos y lo que hacemos. Si no vamos a dar ni un paso por miedo, ¿nos quedaremos allí? ¿cuánto tiempo? El miedo nos impide avanzar, nos bloquea la mente. Nos retrasa espiritualmente y no nos deja crecer. Las cosas se quedan, nosotros nos vamos. No viviremos eternamente. De tal manera, que debemos ser realistas y no exagerar respecto de los problemas que tengamos. Siempre habrá una puerta abierta para quien busca arreglar un problema. No debemos dejar que se nos "cierre el mundo".  Busquemos apoyo, ayuda, no nos encerremos a lamentarnos de ese miedo que nos cancela como personas valientes.
Cuanto más conscientes estemos de lo que somos, del valor que tenemos como personas, más creceremos como tales. No nos quejemos de lo que no hagamos ni el intento. ¡ Avancemos siempre!

lunes, 7 de noviembre de 2011

El Progreso y la Educación

 Sin educación no hay progreso. Pero el progreso ¿cómo se consigue? A pesar de que nuestro Sistema Educativo deje mucho que desear, quizá la culpa no es toda de ellos es decir, de los encargados de enseñar a nuestros jóvenes todo el bagaje cultural necesario para el desarrollo de cada quien. A pesar de que los maestros se preparen eficientemente, en la casa cada quien puede aportar algo de su propio conocimiento. Ya ahora, tenemos una muy mala calidad de enseñanza en todos los niveles. Y es cierto que algunas instituciones educativas se preocupan bastante por ello. Sin embargo, miren las encuestas y entérense cuántos maestros salieron reprobados en un examen nacional ¿Qué es lo que sucede?
Simplemente revisen los periódicos, las revistas o los pizarrones de anuncios. Hay muchas faltas de ortografía, Prosodia, Sintáxis; errores garrafales de Gramática en general. Empezando por allí y terminando en la Universidad, se llevan y les permiten a los estudiantes escribir y leer como un niño de Primer grado de primaria.  Sucede que los estudiantes al terminar su carrera creen que ya lo han aprendido todo. Que se pueden enfrentar al mundo y demostrar que son profesionistas. Lo que no saben es que para ser buenos profesionistas deben ser profesionales. Los maestros preparan sus clases según el programa que les presenta la escuela o academia en donde van a trabajar. Pero, ¿Qué tal si un alumno sabe más que ellos? ¡Y se molestan si alguien les señala un error!  Pero no solamente ellos cargan con toda la responsabilidad, también los directivos quienes no les permiten reprobar a más de uno o dos alumnos por año. Cuando a veces dan ganas de reprobar a todo el grupo, porque no se saben ni las tablas de multiplicar.
Creo sinceramente que los maestros deben prepararse arduamente: en su casa, en la biblioteca, por Internet, por donde sea, pero  PREPARARSE. Y no solo ellos,  sino también los arquitectos, médicos, ingenieros, contadores, etc., etc. Hay médicos que de veras dan ganas de recetarle uno mismo. Gente con el criterio tan cerrado que no permiten ni una sugerencia, indicación y ¡cuidado con decirle que ya fue usted con otro médico antes que él! Lo ofenderá de manera gravísima y después, si no lo corre antes, ya nada será igual entre ustedes. Médicos que solo estudiaron para sobrevivir pero que no tienen nada de vocación. Y lo mismo digo de los demás profesionistas. Abogados que ya solo con verlos, cuesta un dineral y luego traen a vuelta y vuelta a sus clientes.  Necesitamos gente con ganas de superarse, de servir. Gente honesta consigo mismo y con los demás. ¡Señalar las lacras de la sociedad es servirla!