jueves, 14 de julio de 2011

LOS BUENOS Y LOS MALOS



Hace poco me llegó un correo que quisiera compartir con ustedes. Para nada es mi intención robar ideas. Sólo quiero contribuir en algo para el mejoramiento de nuestra sociedad inmersa en el caos de la violencia y la inseguridad. Esta persona comenta que los niños nacen buenos, (en lo que estoy de acuerdo), pero que en el transcurso de su vida fueron abandonados, menospreciados, humillados o violentados y que debido a esto, estamos como estamos. Estos niños, jóvenes ahora, son los que delinquen. Son los nuevos agresores,ladrones o chantajistas. Ellos tratan como fueron a su vez tratados, con violencia, con saña, sin amor, con odio. ¿De quién es la culpa? Ciertamente de todos. No porque estamos en la casa, con la familia, trabajando arduamente para darle a los hijos  lo necesario, nos exime de la responsabilidad para con el resto de la humanidad. Pero ¿qué podemos hacer a estas altura para detener el crecimiento de esta ola que amenaza con ahogar nuestra familia?
Transcribo a continuación y textualmente las palabras de Mayra, mi hija : "A veces los muchachos llegan a la Secundaria o a la Prepa con cigarros y cervezas, a escondidas. Pienso que este comportamiento es por la falta de atención de los padres. Si, falta de atención, que por querer hacer felices a los hijos, les dan todo lo que piden y hasta lo que no piden con tal de tenerlos callados y felices. Padres : dense cuenta que los hijos pedimos y tomamos para ver hasta donde se nos da y si somos agresivos o rebeldes es que estamos pidiendo a gritos ayuda, atención y amor de su parte. Las cosas materiales no demuestran su amor por nosotros". Me sorprendió su madurez y me alegró que me dijera esto. A veces nos da pena hablar de ciertas cosas con nuestros hijos, como el sexo y las drogas, pero son temas que debemos y tenemos que abordar. Así pues, preparémonos para enfrentarlos y afrontarlos, para dialogar . Pensemos que el tiempo que usaremos platicando con nuestros hijos es una inversión a no muy largo plazo en el Banco de la Vida y que los intereses que generarán serán mil veces duplicados. No hay que temer sancionar la mala conducta. Son nuestros hijos. Tenemos la libertad a hacerlo y ellos la obligación de corregirse.

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