jueves, 28 de julio de 2011

Nuestro interior






En la búsqueda de un mundo mejor, nos hemos preguntado a nosotros mismos ¿si ya buscamos en nuestro interior? La paz, el amor, la bondad y la justicia están allí, dentro de nosotros mismos. Lo que pasa es que no hemos buscado bien; no hemos pensado que todo se nos ha dado desde que nacimos. Tenemos inteligencia y libertad y una voluntad libre para escoger y decidir. Si tan solo nos saliéramos un poco de nuestro “yo” hacia el exterior y nos viéramos a nosotros mismos ¡cuántas sorpresas encontraríamos!
Aparte, tenemos tantas riquezas espirituales y emocionales que no hemos sabido aprovechar. Una palabra de aliento, un saludo a un desconocido, un favor a alguien sin que nos lo pida ¿no son cosas positivas que podríamos hacer fácilmente? Y si no cuesta mucho ¿qué mejor? Y si costara ¿no tendríamos más mérito? Exploremos bien en nuestro corazón. Estoy segura que entre nosotros hay muchos “millonarios” que lo único que falta es que lo descubran. Repartir nuestra riqueza moral es como poner una lámpara en lo alto del monte para que todo y todos se alumbren. No la tengamos escondida debajo de la mesa ¿Para qué serviría? ¿A quién alumbraría? Y no sólo eso, serviría también para vernos a nosotros mismos. Ver cuánta bondad y amor se esconde allí, esperando ser descubiertos para derrochar a manos llenas.
 Hay mucha gente esperando ser invitada a servir; que le gusta participar, colaborar, sentirse útil, pero no se atreven a presentarse solos. No necesitan invitación, el mundo nos pertenece a todos, no solo a los que tienen el poder o dicen discursos políticos, o a los que nos representan en la Cámara de Diputados o Senadores. Todos somos libres para poner nuestro “granito de arena” en la construcción y rehabilitación de un mejor mundo para nuestros hijos. ¿Hemos pensado cómo y de qué manera vamos a contribuir? Pensar en ello, organizarnos y prepararnos. Alumbremos mientras podamos. Saquemos la luz del interior de nuestro corazón y llenemos de amor este mundo tan violento y agitado.

jueves, 21 de julio de 2011

La tolerancia

Reflexionando acerca de cuán esclavos somos de nuestras propias ideas, me preguntaba qué tan tolerantes somos con los demás cuando no están de acuerdo con nuestros gustos, nuestras decisiones o nuestra manera de pensar. Porque ¿quién posee la Verdad Absoluta? Solo Dios.
Tendríamos que preguntarnos a nosotros mismos si no somos una amenaza para los que nos rodean, porque somos tan soberbios y tan delicados que no toleramos si alguien nos contradice; no toleramos tal o cual canción que le guste a nuestro amigo o a nuestra pareja; no toleramos que nuestro propio hijo o esposa o compañero de trabajo quiera votar por un partido político diferente al de nuestros gustos y así, muchas más cosas.
Muchas veces no toleramos el simple hecho de que algún “apurado” nos rebase con su carro o que quiera ponerse delante de nuestra fila. Y he dicho “apurado”, no “abusivo”. No sabemos si el que nos rebasó lleva realmente prisa por llegar a algún lado. Recuerdo que una amiga mía (viuda ahora) llevaba a su esposo al Hospital porque le dolía mucho el pecho, pero nadie le cedió el paso y el señor murió al llegar al Hospital. Además ¿qué nos cuesta cederle el paso a alguien? ¿Cuánto más tiempo nos tardaremos? Uno o dos minutos. No sabemos si realmente están urgidos de llegar a algún lado o es cosa de vida o muerte. Aparte, no somos tolerantes ni siquiera con nuestra propia familia, en donde el señor quiere ver el partido de foot ball y la señora quiere ver sus telenovelas.
¿Por qué siempre pensamos que tenemos la razón en todo? Porque nos falta humildad y esa es una virtud. ¿Podemos cambiar? Si es así, podemos cambiar a la humanidad entera. Empecemos hoy con pequeñas decisiones, cediendo a nuestro propio impulso de querer tener la razón en todo y seremos lo que debemos ser: más tolerantes.

jueves, 14 de julio de 2011

LOS BUENOS Y LOS MALOS



Hace poco me llegó un correo que quisiera compartir con ustedes. Para nada es mi intención robar ideas. Sólo quiero contribuir en algo para el mejoramiento de nuestra sociedad inmersa en el caos de la violencia y la inseguridad. Esta persona comenta que los niños nacen buenos, (en lo que estoy de acuerdo), pero que en el transcurso de su vida fueron abandonados, menospreciados, humillados o violentados y que debido a esto, estamos como estamos. Estos niños, jóvenes ahora, son los que delinquen. Son los nuevos agresores,ladrones o chantajistas. Ellos tratan como fueron a su vez tratados, con violencia, con saña, sin amor, con odio. ¿De quién es la culpa? Ciertamente de todos. No porque estamos en la casa, con la familia, trabajando arduamente para darle a los hijos  lo necesario, nos exime de la responsabilidad para con el resto de la humanidad. Pero ¿qué podemos hacer a estas altura para detener el crecimiento de esta ola que amenaza con ahogar nuestra familia?
Transcribo a continuación y textualmente las palabras de Mayra, mi hija : "A veces los muchachos llegan a la Secundaria o a la Prepa con cigarros y cervezas, a escondidas. Pienso que este comportamiento es por la falta de atención de los padres. Si, falta de atención, que por querer hacer felices a los hijos, les dan todo lo que piden y hasta lo que no piden con tal de tenerlos callados y felices. Padres : dense cuenta que los hijos pedimos y tomamos para ver hasta donde se nos da y si somos agresivos o rebeldes es que estamos pidiendo a gritos ayuda, atención y amor de su parte. Las cosas materiales no demuestran su amor por nosotros". Me sorprendió su madurez y me alegró que me dijera esto. A veces nos da pena hablar de ciertas cosas con nuestros hijos, como el sexo y las drogas, pero son temas que debemos y tenemos que abordar. Así pues, preparémonos para enfrentarlos y afrontarlos, para dialogar . Pensemos que el tiempo que usaremos platicando con nuestros hijos es una inversión a no muy largo plazo en el Banco de la Vida y que los intereses que generarán serán mil veces duplicados. No hay que temer sancionar la mala conducta. Son nuestros hijos. Tenemos la libertad a hacerlo y ellos la obligación de corregirse.

viernes, 1 de julio de 2011

AMISTAD


“No hay amor más grande que el que da la vida por sus  amigos”. Esta es la mejor frase que se pudo haber escrito. ¿Quién daría la vida por un amigo? Quizá la demos por nuestros hijos, pero también hay que reconocer que hay muchas personas que darían la vida por un amigo.
Un amigo es el que no nos abandona nunca, aunque no esté cerca de nosotros. Es aquél con el que sabemos que podemos contar. Que conoce nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestros secretos y nuestras debilidades. Está de más decir que un “amigo verdadero” es decir un pleonasmo, porque, o se es amigo o no se es. Si no es verdadero entonces no es amigo. Las virtudes del amigo son: la discreción, la responsabilidad de poder contar con su ayuda, la disponibilidad de prestar un servicio, la apertura para aceptarnos tal como somos y la tolerancia ante cualquier discrepancia de ideas. El afecto que une a los amigos no tiene comparación. Por eso, cuando se recibe una traición de parte de un “amigo”, el dolor es inmenso porque nos damos cuenta que no era un fiel amigo. Hay un sentimiento de orfandad, sin nadie a quien recurrir, porque depositamos toda la confianza en él. Alguna vez durante mi adolescencia tuve una amiguita con la que conviví casi 7 años; yo diría que casi no podíamos estar la una sin la otra, hasta que se llegó el día final de su joven vida y murió a los 18 años. Quedé desolada. La vida en ese tiempo careció de importancia para mí. Hasta que otra nueva amiga llegó. También de ella guardo excelentes recuerdos. Un día fui a buscarla para comentarle que mi novio y yo acabábamos de terminar nuestra relación. Ella, afligida por mí, me comentó que mi ex novio acababa de irse de su casa y que le había propuesto una relación de noviazgo. Me dijo que "hombres había muchos pero amigas no". Imagínense los sentimientos que tuve en esa ocasión. Nunca la olvidaré. Es de muchas maneras que sabes con quién puedes contar. Dicen que es “mejor un amigo que un peso en la bolsa”. Así es: los amigos son en las buenas y en las malas, en la riqueza o en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Si esto define la amistad ¿cómo deberá ser entonces la relación de un matrimonio?
Seamos siempre  amigos sinceros para quien nos necesite. Guardemos sus secretos eternamente y abramos nuestro corazón para él. Cuidemos a nuestros amigos.


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