lunes, 18 de abril de 2011

Una reflexión espiritual

Quizá hoy más que nunca pensamos que es necesario hacer un alto en nuestra vida para reflexionar con más conciencia acerca de los valores que la rigen y qué tanto hemos hecho –bueno o malo- con ella. Nos fue dada por un motivo especial, si no, no estuviéramos aquí. Así que aprovechemos este tiempo de descanso para hacer un buen examen de nuestro comportamiento, una revisión al interior de nuestro yo.
Todos los que ya pasamos de los 18 años, si no antes, sabemos distinguir lo bueno de lo malo ¿Qué es lo bueno?  Es hacer todo con amor y por amor, siempre vertido o inclinado hacia el servicio del tú. Es tener el corazón limpio de sentimientos perversos. Es no inclinarse a dañar a otros o a nosotros mismos. Es hacer uso de nuestra libertad y de nuestra inteligencia al servicio del Bien común. ¿Qué es lo malo? Es hacer daño de manera consciente a otro o a sí mismo. Es tener vacío de amor el corazón y lleno de soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, incluyendo la apatía por no hacer el bien o ser apáticos ante la maldad.  Todos, hombres y mujeres estamos llamados a la vocación del “servicio  por amor” . Que todo lo que hagamos sea  no sólo por el sueldo que vamos a percibir, sino que lleve nuestro sello particular: “por amor”.  Examinemos de cerca todos nuestros actos y nuestras actitudes a fin de enderezar la ruta que nos llevará a un destino feliz o infeliz, depende de nosotros.  Examinemos de cerca nuestra vida y rectifiquemos lo que sea necesario corregir. Si cada noche hiciéramos conciencia de cómo nos portamos, qué cosas buenas o malas hicimos, de veras que sería un gran comienzo para conocernos. ¿No buscamos todos la felicidad?  ¡Felices Pascuas!

viernes, 15 de abril de 2011

Mujer....¡Recapacita!

 Muchas, muchas veces he escuchado de labios de alguna amiga….”es que no puedo, me ha herido demasiado, no puedo perdonar”.
¿Por qué siempre estamos al pendiente de lo que hace o dice nuestra pareja? Sobre todo, estamos al pendiente de que diga algo que nos ofenda, o de que no voltee a ver a alguna otra mujer, o de cómo le habla a alguien más. ¿No se le llama a eso "obsesión”? ¿Por qué no confiar en la persona que amamos?¿Por qué siempre andamos en busca de “la otra”? ¿Por qué buscamos el menor indicio de engaño? Los celos son una enfermedad que hay que controlar, como también el ser posesivas. Pero este tema lo trataremos después.
Hay que dejar de creer en las historias de las telenovelas. Muchas parejas han terminado  su relación en divorcio por culpa de ellas o por creer las historias de ciertos escritores. No tengo nada en contra de ellos, viven de eso. Pero sí es muy importante que quienes leen esas novelas o ven esas telenovelas, tengan un criterio maduro para juzgar y no tratar de aplicarlo a sus propias vidas.
Cada cabeza es un mundo. Así que dejemos que cada quien arregle su propia vida según las circunstancias de cada quien y no imitar lo que vemos o escuchamos de la amiga, vecina, comadre o artista. Debemos valorar lo que tenemos y no sólo ver los defectos o los errores de lo demás. Poner en una balanza nuestra vida en común y ver si vale la pena alejar a ese hombre de nuestra vida. Deja de buscar, no sea que encuentres algo que no te guste. Saber catalogar nuestra vida y nuestros actos nos ayuda a ser responsables de nuestra propia felicidad. Mujer, por favor ¡piensa antes de hablar! ¡Piensa antes de actuar y juzgar! Vale la pena tomarse un poco de tiempo siendo sensatas, que echar a perder el resto de nuestras vidas por estar imaginándonos cosas que no son. Espera a tener una conversación antes de empezar a pelear, escucha antes de juzgar y no te quejes todos los días de falta de atención, cuando en realidad él hace lo que puede para sacar adelante los problemas económicos de tu hogar. No quieras ser la actriz mala que siempre se sale con la suya y hace infeliz a todo mundo. Déjate querer. Que tu problema no sea imitar a las artistas de las novelas, ni seguir un consejo que tal vez no te convenga aplicar en tu caso. ¿Amas a tu marido? Guíate por el amor, esa es una fuente segura. Respétalo y comparte tu amor y tu comprensión con él. Aclara tus dudas y pon punto final a tus angustias. 
Te invito a pensar.

lunes, 11 de abril de 2011

La vida comprada


Vivimos así, como si tuviésemos la vida comprada.
La muerte, el final de nuestra existencia. Para el resto del mundo, un día como cualquier otro. Todo sigue su curso. Vivir, dormir, respirar, llorar, reír, trabajar, estudiar, amar, odiar, etc., etc….Todo esto, parte de la vida diaria; pero para el que muere, todo queda atrás. Detenido en el tiempo y el espacio. En este punto ya no hay “toma de decisiones”: “voy a ser bueno, voy a ser malo, voy a ser término medio, voy a corregir esos defectillos que tengo, voy a decirle a mi pareja cuánto la amo, voy a mejorar mi temperamento, voy a regalar algo a los pobres” etc., etc ¿Por qué no entendemos? ¡Se acabó! ¡El tiempo se acabó para los que morimos! ¿Qué nos llevaremos? Ciertamente nada material, si acaso, la ropa que nos pongan. Allá no hay influencias, ni “mordidas”, ni ricos, ni pobres. Todos seremos polvo. Son reflexiones realistas dirigidas principalmente a aquellos quienes viven pensando que tienen la vida comprada. Que dentro de 5 ó 10 años van a vivir de lo que están acumulando o “ahorrando” ahorita, para descansar después. Vivir de las rentas, de los intereses o si acaso del cheque de jubilación. 
Amigos, necesitamos poner los pies en la tierra. Como decía la poetisa Rabaté: “en vida hermano, en vida” no dejemos para mañana pendiente, sobre todo, los asuntos del corazón. Compartamos nuestro tiempo, nuestras ideas, nuestra amistad, nuestra sonrisa, nuestros consejos. Siempre encontraremos en nuestro camino gente deprimida o triste; gente que necesita de un consejo o de nuestra experiencia. Reunámonos con la familia lo más que se pueda, el  tiempo se va volando. A veces el dinero no lo es todo. O como alguien dice “ el dinero no es la felicidad pero es lo que más se le parece”. Quizá sea así, pero el afecto no se compra con dinero y el cariño de nuestra familia menos. Recapacitemos. Reflexionemos: no tenemos la vida comprada. No valoramos el tiempo. Cada minuto es ¡tan importante! ¿Podemos regresar en este instante 5 minutos atrás? ¿No? ¡Claro que no! Solo Dios puede hacer eso. Pensemos y pronto cuál es nuestro objetivo principal en la vida y no dejemos para mañana lo que podamos hacer hoy.

miércoles, 6 de abril de 2011

Genero Humano

 A continuación, defino el concepto de “género” según el diccionario: Es el conjunto de características culturales, políticas, psicológicas, jurídicas, económicas asignadas a las personas en forma diferenciada de acuerdo al sexo. Y la definición de “sexo”: son las características físicas, biológicas, anatómicas y fisiológicas de los seres humanos, que los definen como macho y hembra. El sexo es una construcción natural, con lo que se nace. Hecha esta aclaración, espero que entiendan que para mí, el único género con el que nos distinguimos de los animales es, el género humano. Sin embargo cuando aquí se habla de género único, es para referirme a la mujer o al hombre, de manera indistinta, no como una forma literal.
Con respecto a la mujer como género único, es especial en cuanto a sus cualidades y virtudes, imposible de imitar en su “sexto sentido” o en su “intuición” y con el inmenso poder de transmitir la vida a un nuevo ser. Esta es la postura de estos escritos.  Nada hay que agregar acerca de temas tan escabrosos como el tercer sexo u otros parecidos. Eso le toca  al libre albedrío de otras personas con más conocimientos y experiencia. También el hombre es género único. Somos el género humano.
El hombre tiene el poder de la fuerza física, de muchas y diversas cualidades y capacidades intelectuales para crear, construir y organizar y contribuyen a la formación de la vida en conjunto con la mujer. La mujer sola no podría. Ellos son el sostén, los brazos que protegen y cuidan a la mujer y a la familia. El orden, la organización y la custodia de la misma está en sus manos. A veces son fríos como si no tuvieran sentimientos; piensan que “eso” es cosa de mujeres. Les gusta el olor a metal, los deportes, las compras rápidas y no andarse con rodeos. Les gusta la competencia, soluciones prontas y manejar una cosa a la vez. A la mujer en cambio, le gusta el perfume suave, las flores, los detalles románticos, las caricias, las películas de amor, las compras abundantes y las reuniones con amistades. La mujer puede manejar varias cosas a la vez y le gusta comprender a los demás;  en general es así. Se molesta cuando los hombres no hacen las cosas como ellas quisieran o no se comportan como ellas esperan. No solo que comprendan lo que ellas dicen sino que hagan exactamente lo que ellas quieren. En fin, las diferencias entre el hombre y la mujer son bastante diferentes pero se pueden complementar.  Este es el género único: el género humano.