Nos
preguntamos una y otra vez lo mismo: ¿Por qué sufro? Tal parece que no hay
respuesta lógica a esta interrogante, pero somos lo que pensamos….así es: somos
lo que pensamos. Aunque a veces pareciera que no tiene nada qué ver nuestro
pensar con nuestro sufrimiento. Y en verdad, hay acontecimientos a veces muy
desligados de nuestro consentir. ¿Quién desea sufrir? Nadie que yo conozca.
Vamos
por partes: cuando éramos pequeñitos, muy, muy pequeñitos, a muchos de nosotros
no nos costó nada nuestra manutención, inclusive cuando estábamos en el vientre
de nuestra mamá, el universo se encargó de nuestro desarrollo y perfecta evolución;
no tuvimos que preocuparnos por nada; pero a medida que fuimos creciendo, casi
todo nos empezó a costar un mínimo de esfuerzo. Bueno, eso es lo más natural: trabajar
para merecer. Sin embargo, ya adultos nos preocupamos más por nuestra economía
y pareciera que más tenemos problemas con ella o con superar nuestra posición
financiera. Nos enfrascamos en un rol complicado; empezamos a ver que nada es
fácil; que salimos de un problema sencillo para caer en otro más complicado y,
así, nos estresamos cada vez más y hasta nos enfermamos “por estrés”. Tenemos
luego problemas de salud. Si no es gastritis, es colitis, es reflujo, es
migraña, es……. (dice nuestro médico) pero, resulta que no hay nada malo con la
comida….somos nosotros los que estamos mal. Mal emocional o mentalmente, mal
espiritualmente. No sabemos usar nuestra cabecita de manera adecuada. Dejamos a
nuestro “falso yo” hacer y deshacer con nuestra vida. Le obedecemos en todo lo
que él dice…¡cuidado! Él es la razón de nuestro sufrimiento. Tendremos
problemas…¿siempre?...quizá….pero si somos inteligentes y pensamos
positivamente, la solución a ellos será positiva. No es fácil ordenarle a la
mente algo semejante, pero la educaremos. Seremos lo que nosotros queramos ser.
Si pensamos en abundancia, tendremos abundancia. Si pensamos en amor, tendremos
amor. Si pensamos en dificultades…tendremos dificultades porque…..el universo
escucha, el universo atiende a nuestros pensamientos: si pensamos en salud,
fortaleza, prosperidad…¡la tendremos! Sólo recordar que el universo y todo cuanto
existe fue creado por Dios y Dios es perfecto. Así que, agradezcamos tanta
perfección y generosidad de poner el mundo a nuestros pies. Mantengámonos en
comunicación con Él, Padre amoroso, perfecto e infinito. ¡Gloria a Dios!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.