Es
sorprendente cómo se desarrolla la metamorfosis de la mariposa. Un delicado e
indefenso insecto que nos maravilla con sus colores. Quizá el contemplar
algunas mariposas, fue que estuve reflexionando en el hecho de la semejanza que
tiene con nosotros los humanos. Estoy refiriéndome a comparaciones en sentido figurado,
no literal.
¿Acaso
no somos los hombres y mujeres de todos los tiempos, unas personas que vivimos
encerrados en un capullo por años y años sin término, bueno, sólo hasta morir,
que nos damos cuenta que pudimos ser una hermosa criatura espiritual? Podemos
crecer física, psicológica y espiritualmente. ¿Pero de qué nos serviría
crecer en un solo aspecto? Somos carne y hueso, pero tenemos mente y espíritu.
Así lo creo firmemente. Podemos desarrollarnos y crecer y estar muy bien de
salud. Podemos alimentar nuestra mente con verdades y valores que nos
mantendrán en equilibrio sano. Pero, ¿Cómo nutrir el espíritu? Casi nunca me he
referido a la parte espiritual porque me gusta respetar todas las ideologías. Afortunadamente
para mí, tenemos acceso a la libre expresión y me es agradable compartirles mis
ideas, ideas al fin y al cabo, religiosas.
Me
atrae sobremanera saber que al morir mi cuerpo, mi alma permanecerá viva y seré
inmensamente feliz, al lado del Ser que me creó: Dios. Pero decir esto es
fácil; ser congruente es difícil. Puedo leer la Biblia de corridito, o
aprenderla toda de memoria, pero si no sé interpretarla, si no sé adaptarla al
momento actual, si no me sirve de guía, de apoyo, de consuelo, ¿de qué me
servirá? Puedo inclusive hacer todo esto pero, si no lo aplico a mi vida diaria,
¿qué caso tiene? Puedo mantener mi cuerpo esbelto y bello, sano y vigoroso y
¿qué será de él al final? Puedo ser una mariposa en metamorfosis, puedo
cambiar. Empezar a salir de la crisálida o capullo y ser libre, volar en busca
de verdades absolutas, de valores y principios básicos, puedo compartirles con
mi testimonio, mi alegría de vivir también espiritualmente, alimentando todas
las funciones y capacidades que Dios me regaló. ¡Los invito pues, a ser
personas en metamorfosis constante!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.