“Y
lo escrito, escrito está”. Esto me recuerda que esa frase como muchas otras han
perdurado a través de los siglos, hasta que las llamas del fuego o del olvido
las consumen. Por eso, ¿Por qué no escribir nuestros pensamientos? Si son
positivos ¡cuánta gente saldrá beneficiada! Si son negativos, es mejor que se
queden donde están, porque lo bueno y lo malo salen de adentro y es mejor no
causar más daño a la humanidad.
Escribir,
porque estampamos el pensamiento que refleja nuestra alma. Escribir, porque al
impulso lo mueve la idea y esta se genera por nuestros conocimientos, actos o
intercambio de opiniones, por lo que hemos experimentado. El mundo es tan
amplio y variado que sí existe lugar para todos, desde el más atrevido hasta el
más tímido. Escribe…….…¡Bienvenidos todos los escritores aficionados,
profesionales, ensayistas o técnicos en el arte de la redacción!
Escribir
sin miedo para conocer de cerca las diferentes personalidades que poblamos este
planeta tan nuestro; para ahorrar sufrimiento a las generaciones futuras, a
nuestros hijos, nietos o bisnietos, para mejorar nuestra conducta, para ampliar
nuestros horizontes culturales. Escribir generosamente y sin temor. Escribir
finalmente, para compartir el don recibido de poder escribir. Plasmar nuestro
amor, nuestras dudas, inquietudes, conocimiento, experiencias e imaginación a
través del libre fluir de nuestros dedos. ¡Decídete!
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