Yo
siempre había pensado que todas las parejas que veía tomadas de la mano eran
felices y me sentía triste sobre todo, cuando mi esposo me dejaba sola con mis
hijas para irse a trabajar a otra ciudad. Envidiaba a esas parejas por el hecho
de verlas unidas así, tan románticas, tan llenas de amor. Yo no sé si al llegar
a su casa empezaban a gritarse o a tratarse mal, pero no pensaba en eso. Sin
embargo, yo también experimentaba esa felicidad que se siente cuando llega tu
amado y estás acompañada de nuevo. El problema era que cuando discutíamos por
algo, nadie quería ceder y los dos queríamos tener la razón, aunque
generalmente era yo la que cedía….aún no sé si por amor, si por no alargar la
discusión o por qué.
Siempre
uno de los dos debe ceder, tenga o no la razón ¿Para qué malgastar el tiempo
discutiendo por cosas que muchas veces no tienen importancia? Cuando uno de los
dos cede, el problema se acaba. Aunque si el otro tenía la razón, el tiempo se
inclinará a su favor y los hechos también. Lo que siempre recuerdo es que
cuando me casé, el padre nos habló de no dormirnos sin habernos perdonado
antes; así que yo muy obediente siempre cumplía ese propósito. Pero una vez,
bueno, muchas veces sentí que yo tenía la razón y no entendía por qué siempre
tenía que ceder. Bueno, ahora lo sé. El amor de una pareja consiste no solo en
tolerar los defectos del otro, sino amar esos defectos….¿por qué? Porque así
debe ser. El amor todo lo disculpa y todo lo soporta. De no ser así, ¿no nos
habríamos divorciado ya? Creo que no existirían familias.
Durante
años y años sentí que dormía con mi enemigo. Enemigo porque no me aceptaba tal
como yo era. Luego comprendí que esa era su forma de amarme. Es difícil ser la
amiga del enemigo, sobre todo con quien duermes diariamente. Dice un dicho “si
no puedes con el enemigo, únetele” y yo así lo he hecho. Ahora cuento con él,
me siento feliz y sé que mi mejor enemigo es con quien duermo y a quien amo, a
quien perdono por sus errores y quien come de mi mano, porque sabe que no hay
mejor compañía que la mía y la más confiable. Porque sabe que aunque discutamos
y no logremos ponernos de acuerdo, siempre habrá amor, mucho amor.
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