miércoles, 14 de agosto de 2013

Durmiendo con el enemigo


Yo siempre había pensado que todas las parejas que veía tomadas de la mano eran felices y me sentía triste sobre todo, cuando mi esposo me dejaba sola con mis hijas para irse a trabajar a otra ciudad. Envidiaba a esas parejas por el hecho de verlas unidas así, tan románticas, tan llenas de amor. Yo no sé si al llegar a su casa empezaban a gritarse o a tratarse mal, pero no pensaba en eso. Sin embargo, yo también experimentaba esa felicidad que se siente cuando llega tu amado y estás acompañada de nuevo. El problema era que cuando discutíamos por algo, nadie quería ceder y los dos queríamos tener la razón, aunque generalmente era yo la que cedía….aún no sé si por amor, si por no alargar la discusión o por qué.

Siempre uno de los dos debe ceder, tenga o no la razón ¿Para qué malgastar el tiempo discutiendo por cosas que muchas veces no tienen importancia? Cuando uno de los dos cede, el problema se acaba. Aunque si el otro tenía la razón, el tiempo se inclinará a su favor y los hechos también. Lo que siempre recuerdo es que cuando me casé, el padre nos habló de no dormirnos sin habernos perdonado antes; así que yo muy obediente siempre cumplía ese propósito. Pero una vez, bueno, muchas veces sentí que yo tenía la razón y no entendía por qué siempre tenía que ceder. Bueno, ahora lo sé. El amor de una pareja consiste no solo en tolerar los defectos del otro, sino amar esos defectos….¿por qué? Porque así debe ser. El amor todo lo disculpa y todo lo soporta. De no ser así, ¿no nos habríamos divorciado ya? Creo que no existirían familias.

Durante años y años sentí que dormía con mi enemigo. Enemigo porque no me aceptaba tal como yo era. Luego comprendí que esa era su forma de amarme. Es difícil ser la amiga del enemigo, sobre todo con quien duermes diariamente. Dice un dicho “si no puedes con el enemigo, únetele” y yo así lo he hecho. Ahora cuento con él, me siento feliz y sé que mi mejor enemigo es con quien duermo y a quien amo, a quien perdono por sus errores y quien come de mi mano, porque sabe que no hay mejor compañía que la mía y la más confiable. Porque sabe que aunque discutamos y no logremos ponernos de acuerdo, siempre habrá amor, mucho amor.
 
 
 
 
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por leer estas reflexiones personales y por tus comentarios.