jueves, 15 de diciembre de 2011

NAVIDAD 2011


 


Se acerca la navidad. Alegre para unos, melancólica o triste para otros. Realmente es una fecha especial para todo el mundo. Después del nacimiento de Jesús empezó la cuenta de nuestros siglos actuales. Pero no solamente la recordamos por ese particular evento. El nacimiento de Jesús trajo consigo esperanzas inimaginables. Fue efectivamente una Luz que brilló en las tinieblas.
“Y las tinieblas no la recibieron”.  Así que para que la luz brille debe haber tinieblas o sea, obscuridad. ¿Quién puede ver si hay obscuridad? Sólo que tengamos puestos los lentes especiales para ello. Pero hablamos de la luz interior, la que nos hace ver y distinguir la verdad de la mentira, el odio del amor, la generosidad de la avaricia y así, todo lo bueno de lo malo. Esta luz que nos indica cuál camino elegir es la que recibimos gratuitamente del Jesús nacido en Belén. Abrir nuestro corazón y nuestra mente para recibir la sencillez y los dones del Dios hecho hombre en el seno de María. Solo así podemos ver el camino real. Agradecer el don de la vida. A veces no es fácil reconocer que todo nos fue dado de manera gratuita. Nos quejamos de no tenerlo todo, de tanta violencia, de tanta traición, de muchas promesas y pocas obras reales. Quisiéramos ser ricos, poderosos y mandar en el mundo entero. Tener belleza, felicidad,  fama, salud perfecta y una familia ideal.  ¿Se puede pedir algo más?
Como dijo el presidente Kennedy: “No preguntes lo que el país ha hecho por ti, pregunta qué has hecho tú por tu país”. Nos quejamos constantemente, pero ¿qué hemos hecho nosotros por los demás?  Es cierto que tenemos muchas carencias, pero comparándonos con los demás ¿no estamos mejor que ellos? Es cierto que tenemos muchos problemas económicos o de salud pero, comparándonos con los enfermos y paupérrimos ¿no estamos mejor que ellos?  No es solamente qué es lo que nosotros necesitamos sino en qué y cómo podemos servir a los demás. Dejar el egoísmo y la soberbia y que esta Navidad sea el inicio de una eterna navidad en nuestros corazones y  el  propósito firme de  ser mejores cada vez. Dejar que el amor que bajó del cielo en la persona de Jesús, penetre en nuestras almas. Solo así tendremos lo que necesitamos.
Una cosa debe llenar nuestro corazón: el amor. Lo demás vendrá por añadidura. Esa debe ser nuestra riqueza: nuestro amor al servicio de los demás. Y así podremos decir con justicia y con honor:  ¡Felíz Navidad!

viernes, 9 de diciembre de 2011

La coherencia

La coherencia es según la segunda acepción del diccionario, la relación lógica entre la forma de pensar de una persona y su forma de actuar. Es como cuando decimos: “ No hace lo que dice” o “Da el consejo y se queda sin él”.
Y es que a veces estamos con personas, amigos o conocidos nuestros, que externan sus opiniones con absoluta libertad, opiniones muy negativas según nuestro ver, acerca de cualquier tema delicado –moralmente hablando- y nos sentimos molestos. Molestos con ellos y con nosotros mismos, porque no podemos contradecirlos o no sabemos cómo detenerlos. Así que, no hacemos nada. Realmente es difícil, sobre todo cuando estás con familiares o amigos, no estar de acuerdo con sus pensamientos y no poderlos contradecir. Saber que están mintiendo, porque no es cierto que hacen lo que dicen o los consejos que están dando.  Hombres o mujeres de los cuales se conocen sus aventuras extramaritales y recomiendan fidelidad.  Personas que tienen sus negocios nada transparentes o que "lavan" el dinero de amistades o familiares. Luego salen a la calle y hasta parecen gente respetable, confiable, gente honrada, sincera y fiel.     
           

                                                                                                                
Y aunque alguna vez nos hemos identificado con ellos en su actuar, no estamos muy de acuerdo con su decir.  No somos sinceros tampoco. Sucede que si nos gusta tomar una copa de vez en cuando y ellos son ebrios consuetudinarios o casi todos los días toman ¿cómo les decimos que no se extralimiten en sus francachelas? Pensarán: "Mira quién habla" Si somos prudentes, debemos empezar con nosotros mismos. Acordémonos que un carácter débil no inspira respeto ni cariño. Tampoco los mentirosos inspiran ese afecto.  La verdad es que debemos ser íntegros por fuera y por dentro. Hay gente muy devota que asiste a la iglesia con regularidad y luego los encontramos super enojados cuando alguien los rebasa con su carro. Y van maldiciendo a todo mundo. Se les olvidó que acaban de salir de la iglesia. Y es que en este mundo hay muchos lobos disfrazados de ovejas.  ¿Somos así? Somos bastante incoherentes en ese sentido y muchas veces nos justificamos a nosotros mismos. Necesitamos corregirnos si sabemos en qué fallamos y elegir nuestras amistades. La comprensión y aceptación se da muy bien entre amigos que actúan de la misma manera como piensan.  Así cosecharemos el respeto y la confianza de los que nos rodean. No seamos “farol de la calle y obscuridad de la casa”. ¿Cuesta? ¡Sí! ¡Bastante! Es vivir acorde con lo que pensamos, es testimoniar con nuestra vida, día a día, nuestra manera de pensar. Es muy fácil dar el consejo, lo difícil es seguirlo. No debemos tener miedo de perder amistades, después de todo, no eran tan buenas. Ni tengamos miedo de vivir como pensamos que así debe ser.Vivir y proyectar nuestra integridad de hombre o mujer. Ser coherente, ser congruente y actuar conforme pensamos.

lunes, 5 de diciembre de 2011

¡Hazlo bien!


                                                         

Hay una frase de  una artista muy conocida, que dice: ¿Por qué he de hacer las cosas mal cuando puedo hacerlas bien? Y ¿Por qué he de hacerlas bien cuando puedo hacerlas  mejor? Y ¿Por qué he de hacerlas mejor cuando puedo hacerlas grandiosas? Y es por eso que ella ha triunfado en la vida, porque todo lo que ha hecho ha sido pensando siempre en hacer las cosas lo más perfectas posibles.
¡Qué bueno que haya gente así! Que no se contenten solamente con cumplir con su trabajo sino que cada cosa que hagan, la hagan bien, lo mejor posible. Si cocinan un pastel como si diseñan un edificio, hacerlo pensando que se tiene una capacidad que no es cualquier cosa: Ser lo máximo en su estilo. Si se lava, si se plancha, si se arregla un carro o se lava, si se hace un documento, si se litiga,  si se estudia el universo, todo lo que nos toque hacer o desempeñar, hacerlo bien o mejor, hacerlo grandioso.
Dicen que los humanos ocupamos solo una tercera parte de nuestro cerebro y seguramente así es. Nos falta mucho todavía por desarrollar. Si todos nos concientizáramos de lo útil que podemos ser, de la inteligencia y capacidad que poseemos, nuestro entorno cambiaría, para bien. ¿Por qué no desarrollar nuestras habilidades? Por ejemplo, para aprender a tocar el piano, ¿se necesita tener vocación o se necesita tener genes musicales? No. No se necesita. Escuché a un  maestro de música decir que lo único que se necesita es QUERER. Y así es. Tenemos  habilidades insospechadas y desconocidas que debemos descubrir.  ¿Quién se imagina aprender a tocar el piano? ¿Por qué no nos preguntamos a nosotros mismo cuántas habilidades  tenemos por desarrollar? Y cuando lo descubramos, no  olvidemos desarrollar al máximo esas capacidades. Sin miedo exploremos y pongamos a trabajar esas zonas del cerebro que están esperando nuestra iniciativa. Aprovechemos este tiempo y  este espacio que nos ha sido brindado. Dejemos nuestra huella personal en la historia presente. El futuro es hoy.