Muchas veces hemos
escuchado que prójimo es igual a “próximo”, o sea, el más cercano a nosotros.
Así que, pensamos que nuestro prójimo es: nuestro hermano, amigo, vecino o
compañero de estudios o de trabajo. Y está bien. Es correcto esta apreciación.
Pero ahora, tenemos otras percepciones u opiniones que difieren un poco de esta
idea antigua. Depende también de cómo queramos apreciarlo nosotros.
Prójimo
puede ser……. todo el mundo, porque todos somos seres humanos. Todos tenemos
dignidad y aprecio por la vida; todos queremos ser amados, comprendidos,
aceptados como somos. Una persona sin ninguna relación social, sufrirá, se
sentirá relegada, olvidada, abandonada y, es normal esa emoción o sentimiento,
porque el ser humano es un ente o ser social. Siempre podemos acercarnos a
otros, no porque son nuestros prójimos, sino para ser sus
prójimos. Estas ideas son motivadas por la nueva encíclica del Papa Francisco,
que nos invita a todos a reconocer en todos, al hermano. Al igual que San
Francisco de Asís con sus hermosas ideas…de que todos somos hermanos…la hermana
agua, el hermano fuego, los hermanos animales, porque para él, todos venimos
del mismo Padre: Dios, así nosotros necesitamos de los otros en una continua e
infinita relación. Y si Dios es amor, entonces, todos los seres tenemos la
partícula o el gen divino del amor.
Así pues, mi prójimo
es aquel que nos necesita y a quien necesitamos y no sólo para hacernos
compañía, sino para relacionarnos con él. Finalmente, todos necesitamos de
todos, no hay que olvidarlo. Si no ahora, después, nunca sabemos…. la vida es
como una rueda de la fortuna: ahora arriba, ahora abajo.
Hagamos conciencia de
esta invitación: empezar a despertar del letargo de nuestra conciencia y
miremos en todos…al prójimo.
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