lunes, 9 de diciembre de 2013

La realidad


Desde que nacemos nos preparamos para hacer frente a todos los problemas que se nos van a presentar…¿no es así? Cuando somos adolescentes nos preparamos para enfrentar los retos que nos van a seguir durante la juventud; cuando somos jóvenes nos preparamos para cuando seamos adultos…..porque ya vamos viendo todos los serios problemas con los que nos vamos a enfrentar, desde la propia manutención hasta nuestra total independencia, seamos hombres o mujeres….ya hoy por hoy, no hay distinción…..al rato, las mujeres quizá mantendrán a los hombres…quien sabe.

En fin, si llegamos a viejos nos daremos cuenta de lo poco o mucho que logramos hacer a través de la vida; los triunfos o fracasos, las derrotas o victorias, el amor o desamor, la pobreza o la riqueza que obtuvimos con nuestro esfuerzo. Lo que compartimos y lo que no; lo que guardamos para el futuro y los resentimientos que aún conservamos en el corazón. Pero a algunos, no nos gusta hablar de la muerte, de lo que vamos a dejar cuando nos vayamos definitivamente de este mundo pero….esta es la triste realidad. Vivimos con la muerte cada día, porque la vida nunca es segura: la muerte sí que lo es. Algunos dirán:
 ¡qué pesimista!.....Yo diría: ¡qué realista!

Y en serio. ¿Quién se ha puesto a pensar en ello? Seguramente los más sabios de entre nosotros. Esta es la realidad. ¿A quién le vamos a dejar nuestras cosas más preciadas? ¿Nuestra casa, nuestros libros, nuestra ropa, nuestras joyas, nuestros muebles, etc., etc.? ¿Hemos pensado en eso? No………..estoy segura de eso. ¿Qué haremos al final de nuestra vida? Sería bueno recapacitar en ello. Perdonar a quien nos ha ofendido. Aclarar malos entendidos. Según sea como queramos que nos recuerden, así debemos proceder. Y empezar a ponernos en paz con nosotros mismos y sobre todo, perdonarnos por todos esos errores cometidos y ver si podemos resarcir en algo el daño que hemos causado voluntaria e involuntariamente. Y para todos, creyentes o no, pedir perdón a Dios por nuestra indiferencia, olvido, rechazo u odio hacia El; por lo mucho que lo ofendimos a través de nuestra vida y confiar en que El que es todo amor…nos recibirá con los brazos abiertos. Esta es la realidad.



                                               

                                                         

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