Hay
gente que dice que el tiempo de la Navidad no le gusta, que le parece triste,
melancólico, aburrido. Y yo creo que cada quien ve las cosas según su propio
sentir o sus propias emociones de “ese” momento.
Posiblemente
en alguna Navidad se le murió un ser muy querido; quizá el marido no estuvo
allí, o la abandonó precisamente “ese” día; quizá esa o esas personas
estuvieron muy solas esos días de alegría y bullicio para el resto de las
otras. Pero es imposible que los demás sepan cómo se siente todo el mundo si no
se hacen presentes en la sociedad. Los que sufren, los que están solos o
deprimidos, los que tienen hambre, los enfermos, los muy pobres..¿dónde están?
A veces estamos enseguida de ellos y no nos percatamos; a veces nos los
encontramos en algún lugar y los ignoramos por la prisa que llevamos en
reunirnos con los nuestros.
La
Navidad es celebrar cada año el nacimiento del Hijo de Dios, el nacimiento de
Jesús-Niño-Dios……nuestro redentor. Aquél que no tenía un lugar donde nacer y
que el mundo ignoró y crucificó, no tenía dinero, ni casa, ni afecto. Si
naciera ahorita, seguro que nos apresuraríamos a ofrecerle nuestra casa y le
arreglaríamos una habitación lo más bonita posible, con aire acondicionado y
calefacción; es más, le pagaríamos el Hospital a María, su madre. ¡Claro! No
faltaría el Baby shower antes del alumbramiento….y si supiéramos quién es el
que va a nacer, lo publicaríamos en todos los periódicos. Pues bien amigos, les
tengo una noticia: todo eso que pensamos que haríamos es lo que debemos hacer
hoy y siempre. Preparar la casa de nuestro corazón, nuestro espíritu de la
mejor manera que sabemos, adornándolo lo mejor posible con nuestro
comportamiento diario, nuestro servir diario y nuestras buenas obras. Eso es
acondicionar “esa” habitación para recibirlo y hacer su estancia en el mundo
menos dolorosa. Salir de ese egoísmo nuestro que no nos deja pensar en los
demás, sólo en organizar todos los detalles de este próximo 25 de diciembre
para estar alegres, bien comidos, bien bebidos y bien calientitos en casa.
Preparémonos
de veras para que el Niño Jesús nazca en nuestro corazón, lleno de abundante
amor…¿qué mejor regalo que éste?
Vamos pastores, vamos, vamos a Belén; a ver en ese niño la gloria del edén; a ver en ese niño la gloria del edén...............