Son buenos o son malos?
Cito un texto explícito de una exhortación del Papa Francisco: “Los
medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de
aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta,
obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas”.
Muy de acuerdo con esta postura. He visto familias completas donde cada miembro de esta familia tiene un celular en su mano y está completamente “metido” en él; no mira hacia ningún lado, solo hacia el aparato; no habla, sólo ríe de vez en cuando; enajenado completamente, como si no existiera el mundo, solo el o ellos con las imágenes en cuestión. Parecen robots manejados de larga distancia. No hay relación social, no hay afecto, no hay contacto. Tienen estos aparatos digitales la “virtud” de aparentar el cultivo de relaciones sociales sanas, pero lo son? No estimula el individualismo? No aísla a las personas dejándolas sin un “nosotros” y convirtiéndolas en un “yo” cada vez más ensimismado?
Y lo que afirmo es porque lo vivo en
mi propia familia. Debo pegar de gritos fuertes para hacerme escuchar por mis
nietos, porque traen los audífonos en los oídos. Y lo que se creó como una
aportación para el avance científico y cultural para el bien de la humanidad,
es un arma de dos filos. Es obligación de la sociedad, particularmente de los
padres de familia, observar y supervisar qué tipos de programas, aplicaciones,
contactos o juegos tienen sus hijos en sus aparatos.
Bien por los que utilizan estas
herramientas para superarse, para informarse y para colaborar en ellos mismos o
en otras comunidades. Estoy de acuerdo en todo lo que sea beneficio para el bien
común.