viernes, 5 de abril de 2024

LO QUE TENGO, LO QUE SOY

 




Una vez más, reflexiono mis experiencias y todos los errores que cometí durante mi vida, cuando pensaba que tener era lo mismo que ser. Pensaba yo que entre más dinero y posesiones tuviera, sería yo entonces más apreciada, más valorada y, entonces lograría la felicidad completa.

Creo que Dios en su sabiduría y misericordia perfecta e infinita, me ha dejado “ser yo misma” y, muchas veces, como persona necia que soy, me he topado con muros difíciles de escalar o de atravesar. La vida no ha sido como yo creía: entre mas tenga, más “seré”, o sea, más poderosa. Y realmente no lo deseaba para arruinar la vida de los demás. Al contrario, era para mostrarle al mundo cuánto bien se puede hacer desde “arriba”.

El hecho de sentirme limitada en mis capacidades, en mis deseos utópicos de ser una gran mujer (por el sólo hecho de sentirme realizada), me ha permitido ver otras realidades: la de saber que hay otras personas que no piensan ni sienten como yo; que no todos harán lo que a mí me guste; que debo aceptar que las relaciones humanas son básicas si quiero madurar o si quiero ser feliz. Ahora entiendo que, admitir mis limitaciones es tener humildad para saberme imperfecta o incorrecta y que mis compañeros (todos) son como yo, imperfectos y temporales.

Yo creo lo que quiero ser. Acepto lo que es la realidad tangible, me guste o no, porque eso es lo que tengo. Pero no por ser más pobre o menos inteligente que los demás, soy menos que los demás. Soy igual que los demás. Soy un ser perfecto porque puedo pensar y decidir, puedo elegir. Y eso, no tiene precio. Así que, gracias Dios por la existencia y todas las cosas gratis que me has dado, empezando por mi inteligencia y mi libre voluntad. Ahora me convenzo de lo feliz que he sido siempre, con sus altibajos pero siempre acompañada de esa presencia divina que es nuestro propio espíritu. Hoy, tengo mucho y soy mucho.