viernes, 25 de enero de 2019

LO EFIMERO DE LA VIDA



Casi nunca estamos conscientes del momento que vivimos ni si esos momentos son felices, pero sí cuando son tristes. Y entonces añoramos el pasado y queremos volver a ese preciso instante para disfrutarlo de nuevo. Siempre pasa así. Cuando un ser querido se va de la ciudad o se va…de la vida, valoramos entonces su presencia.
Siempre estamos como dormidos o inconscientes del valor intrínseco de las personas y pensando solo en lo que es más importante para nosotros: el comer, el vestir, el trabajar, el descansar, en las cosas, no en las personas o, quizá SI en las personas, pero sólo en las que nos interesan y nos dan satisfacciones. Y muchas veces es, a esas mismas personas a las que sacrificamos, a las que ignoramos aunque vivan con nosotros. Nos hemos acostumbrado tanto a que estén siempre allí, que no las vemos. Y su ausencia es dolorosa solo cuando ya no están.      
Queremos vivir el momento y está bien. Vivir el aquí y el ahora es perfecto. Pero el vivirlo de manera irresponsable es fatal. Si todo lo que hacemos durante nuestra vida ha sido hecho de buena fe ¿por qué sentirse culpable? Pero si hemos omitido nuestra lealtad, si no hemos compartido nuestro amor o nuestra compañía, entonces ¿cómo podemos no sentirnos culpables?
Aprendamos hoy a despertar del sueño inconsciente en el que vivimos día a día y veamos con los ojos del cuerpo, de la mente, del espíritu, a los que están a nuestro lado dándonos su atención, su compañía y su amor.



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