miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿Examinas tu enfermedad? ¡Examina tu mente!!









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Algunas personas hermosas de espíritu me han dejado un suave sabor  de miel y aroma de flores. Exquisitos y deliciosos manjares he probado últimamente al leer y escuchar a estas personas grandiosas que mucho bien han aportado a mi vida. ¡Se sorprenderían saber cuánto podemos aprender a lo largo de nuestra vida! Existe una infinita variedad de sucesos que nos esperan …felices, sorprendentes…que aún no conocemos. Necesitamos abrir nuestro espíritu para estar conscientes y, expectantes, prepararnos al gran gozo y felicidad que está frente a nuestros ojos, frente a nuestro futuro inmediato.


Realmente es difícil pronosticar si a los 14, 25, 40, 58, 65 ú 80 años abriremos nuestra conciencia y despertaremos y viviremos el presente, cada segundo, cada momento y lo disfrutaremos. En lo personal les revelo lo que a muchos de nosotros nos pasa. Me considero ahora, una persona que estuvo dormida muchos años, viendo pasar la vida al lado de mis seres queridos: sirviéndoles (por amor a ellos) y conviviendo con mucha gente (trabajaba según el tiempo y la condición) con mis alumnos, con mi familia, con mis compañeros de trabajo, de la iglesia, etc., siempre cumpliendo mis deberes de esposa, madre, hermana, hija, compañera…creí que eso me hacia feliz, pero no había día que no tuviera achaques; ya me dolía la panza, la cabeza, una muela, un ojo, una uña o mi clásica baja presión. Hasta que un día, la Naturaleza tan perfecta que Dios creó, me puso en una disyuntiva, donde tuve qué elegir: quedarme en compañía de alguien esperando ser querida, o alejarme por dignidad y sabiendo que me esperaba un largo camino de dolor. ¿Adivinen qué?...Opté por esto último. Y ésto era lo que Dios en su infinita sabiduría quería para mí. Ahora lo sé. Él puso ante mis ojos una variedad tremenda de material auditivo, visual y físico de aprendizaje espiritual para que yo avanzara en mi proceso de autoestima. Para que yo entendiera que, es a través del amor a mi propia persona, a mi propia identidad, manera de ser o personalidad, despertara mi dormida conciencia y alejara el tremendo ego que siempre estuvo allí para lastimarme y desorientarme en pro de un “beneficio” para mí misma.


Esta es la primera parte de muchas que vendrán donde conocerán a mi “yo” antiguo y mi nuevo “yo”. Hoy sólo les dejo esto: piensen seriamente en ustedes mismos. Somos seres creados por Dios y lo que Dios hace, lo hace perfecto, así pues, somos perfectos. Dios puso un espíritu dentro nuestro, así que, nuestro espíritu es santo como Él. Independientemente de la religión que tengan, Dios es el creador de todo cuanto existe, lo veamos o no. Así que, si nuestro espíritu es perfecto, sólo necesitamos vigilar nuestra mente para que nuestro cuerpo ejecute las actividades que la mente le ordena, porque el ego que llevamos dentro también nos pide que veamos por nuestro “bien”, según él. Pero, si razonamos y estamos conscientes que lo que nos pide NO está bien, pues, no debemos hacerle caso ni ejecutarlo. Es igual con las enfermedades, piensa, ordena a tu mente curar tu cuerpo y lo hará. Tú eres su dueño, tú ordenas, ella debe cumplir. Empieza hoy y sana todas tus enfermedades. ….¡Suerte!