La mayoría de las mujeres que
pasamos los 50s fuimos educadas a la antigüita. En casa se hacía lo que el
hombre decía. Y así fue en casa de mi mami. Allí se hacía lo que mi papi
decidía que se hiciera, aunque algunas veces sí me daba cuenta de los pleitos
entre ellos, cuando mi mami no estaba de acuerdo. En esos tiempos de mi niñez y
mi juventud……se les enseñaba a las niñas a barrer, limpiar la casa, lavar los
platos, la ropa, planchar y tejer. A los niños se les enseñaba a: jugar al
trompo, a las canicas, supongo que también se les decía que a la mujer le
tocaban todos los quehaceres domésticos. Bueno, en mi caso, éramos 4 mujeres y
un hombre. Ya en ese tiempo, me admiraba yo de que hubiera familias donde los
hombrecitos ayudaban a su mamá en la cocina. Nos quedamos acostumbradas las
mujeres, en ver a la mamá siempre en casa atendiendo al marido, aguantando sus
francachelas, sus gritos, sus órdenes. Y bueno, aprendimos lo que vivimos. Mi
mami se las arreglaba para completar para los gastos, que en realidad eran
muchos. Recuerdo que ella había aprendido a inyectar y de sus aplicaciones de
inyecciones nos daba para comprar nuestros útiles escolares. Nos conformábamos
con un par de zapatos de a dólar; los lápices los cuidábamos hasta que estaban
chiquinininos….¿vestidos? si acaso uno para los domingos. Sí que teníamos
pobreza, aunque yo no me consideraba pobre, porque nunca nos faltó comida en
casa. Si mi papi llegaba tomado, con manchas de labios en el cuello de su
camisa…pues…a perdonar..no había de otra…era “hombre” y a los hombres se les
perdonaba todo. A las mujeres NO. Y hasta la fecha, no necesitamos estar en
Turquía o en Arabia, igual, no se perdona a las mujeres la infidelidad. La mujer
siempre tendrá la culpa de las “caídas o fallas conyugales”.
En fin, cuando crecimos (y yo no
mucho), decidimos que nuestra vida marital cambiaría, que no sería igual a la
de nuestros padres. Pero ERROR…..casi siempre tendemos a repetir las conductas
que vivimos, aunque sea inconscientemente. Ahora, las parejas de nuestros hijos
desean mejorar o reparar los errores que vieron en sus padres (nosotros) y ya
vemos que parecen ser más justos, más conscientes de que los dos necesitan su
tiempo y su espacio y, me agrada verlo. No importa que muchos hayamos que
tenido que pagar “el pato”, lo que importa es que ellos encuentren la felicidad….¿no
es lo que todos buscamos? Sigamos en nuestro nuevo siglo y dejemos atrás aquel
siglo XX que algo de experiencia nos dejó…ya no existe. Vivamos el nuevo
momento. Vivamos el HOY.